domingo, mayo 27, 2007
Guadalajara-Tapalpa-Manzanillo, mayo 19-25, 2007
Jorge Campos consiguió que nos prestaran la casa de su tía en Tapalpa y el departamento de su abuelita en Manzanillo, pero primero llegamos a Guadalajara. La primer foto es de la iglesia de San Josemaría, la conocí el año pasado en el viaje a San Juan de Alima, pero no había bajado la cámara del carro. Éste año me prestaron la cámara de Jorge pero no estaba bien ajustado el lente para que saliera bien la foto con sólo picarle al botón. La verdad, nunca he visto una iglesia tan padre por dentro. Espero regresar PRONTO para dejar una foto como la que sigue, de buena calidad, para dejarla de fondo en la laptop. La segunda foto está actuada.
Estas fotos que siguen (menos la última) son de la iglesia dedicada a la Virgen de Zapopan, gracias a ella se evangelizó esa zona de Zapopan en tiempos en los que era un pueblo separado a Guadalajara. La Virgen, escoge su vestido todos los días, y nunca escoge el mismo dos días seguidos, según nos dijo Jorge que es tapatío. La mujer que se encarga de ponerle el vestido dice que le intenta poner uno y otro hasta que le quede alguno, y cada día le queda un único vestido distinto, un vestido que no le queda al día siguiente pero que sí le queda otro vestido que el día anterior no le quedaba. La tercer foto tiene la representación de Jesús, no escuché todo lo que nos dijo ahí nuestro guía pero lo que alcancé a escuchar es que estaba amarrado con las muñecas con una cuerda para que no se cayera de la cruz y de repente lo encontraron abajo de la cruz, con las marcas de la cuerda que lo amarraba en sus muñecas, marcas que antes no tenía cuando lo amarraron.
Ahora éstas son de Tapalpa, un pueblo rodeado de pinos estilo Chipinque, con los techos de la mayoría de las casas con el estilo del pueblo francés que sale en la película "Chocolat". Es el pueblo más padre que conozco hasta ahora (y que conocí hace unos días por primera vez), probablemente fue ahí donde más disfruté del viaje:
Y por último Manzanillo, (bueno, Santiago, pero al estar pegados en la misma playa es lo mismo). Sentí la experiencia de ser enterrado en la arena, algo que le ayudó a Andrés Oliveros a olvidar el mal rato en el que casi se muere ahogado (yo de listo me salí a tiempo del mar, pero ¿quién me iba a hacer caso?)
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