Esta noche es la tercera en la que no prendemos el clima, no se ha necesitado. En los casi tres años que llevo viviendo en la montaña, para mediados o finales de septiembre refresca lo suficiente para dormir a gusto con el puro abanico y las ventanas abiertas.
Como me gusta dormir en oscuridad total, me pongo una toalla chica sobre los ojos. Normalmente dura pocos días la molestia de tener que pararme a cerrar las cortinas de la ventana cuando la luz del sol me despierta en días en que puedo levantarme tarde, porque en eso vienen llegando los primeros frentes fríos, y hace que ya no necesite dejar ventanas abiertas. Dije luz del sol porque ahorita aunque no esté muy fresco, está amaneciendo nublado todos los días y así dura hasta medio día, lo que hace que la casa (a la que nada le da sombra desde que el sol sale) no se caliente casi nada. Cuando no tenía cortinas y me despertaba con el sol dándome directo a los ojos...
Para cuando termina la época de lluvias de septiembre y empieza a salir el sol otra vez desde temprano hay dos ventajas: amanece cada vez más tarde y el sol empieza a meterse detrás del cerro cuando empieza octubre, y con eso empieza a refrescar desde antes que el resto de la ciudad. Me ha tocado que estemos a 9 grados menos que en Monterrey después de que se mete el sol, cuando normalmente son solo 4 grados menos.
Ahorita ya puedo salir a caminar en las tardes y no tengo que esperarme hasta tarde en la noche que refresque.
Todo esto pasó en los dos septiembres pasados, y espero sinceramente que no vuelva a necesitarse el clima hasta abril o mayo. A ver que dicen los ventarrones a finales de invierno y primavera.
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