Cuatrosemanas después de pasar por la carretera I-35, cuando iba a las carreras,
regreso de paseo. A pesar de lo emocionante que fue el paseo anterior, el ir a
las carreras no deja tiempo para disfrutar la fotografía y los paisajes. Casi
todos los árboles estaban reverdeciendo. Es increíble
ver que en una zona sin montañas sea un punto específico en el que decidan o no
crecer los árboles. Pasando por la I-35 hacia el norte, al llegar a Moore,
Texas después de ver puros arbustos empiezan a verse encinos. Curiosamente, es
el punto aproximado donde empieza la zona de tornados en Estados Unidos.
Probablemente es donde en promedio empieza a chocar la humedad del golfo de México
con los frentes fríos, formando tormentas eléctricas fuertes que a veces
producen tornados.
50 kilómetros
después llegas a San Antonio, donde algunas zonas están tan escondidas entre
los árboles que no pareces estar dentro de una ciudad. Digo yo que estas a la orilla
del bosque porque casi todo el sureste, este, noreste y partes del norte de
Estados Unidos están en zonas boscosas.
Después de San Antonio a media hora esta San Marcos, otra media hora y llegas a Austin.
Tomando la 290 hacia el poniente llegas a la 281, unos minutos al norte, en Johnson City das vuelta hacia el poniente y después de una media hora llegas a Fredericksburg. Este es un pueblo alemán.
Aquí parece
que el tiempo se regresa y te transportas a Europa del siglo XIX. La nieve sabe
deliciosa y algunas personas todavía hablan alemán. Curiosamente, en un estado
donde la mayor parte de las personas ya no son blancos (que no son latinos), aquí
eran la inmensa mayoría, tanto visitantes como turistas. Esto no parecía Texas
no solo por la falta de diversidad, sino porque al menos en Main Street, la calle principal, el diseño
urbanístico es al estilo europeo, donde todo está amontonado (igual que acá en México,
solo que sin el estilo Europeo). Una ciudad típica Texana donde hay banquetas
en todas las zonas residenciales (con espacio adicional para arboles y zacate)
y estacionamientos amplios alrededor de cada negocio hacen que una ciudad como
San Antonio, con unos dos millones de habitantes ocupe casi el mismo espacio
que el área metropolitana de la Ciudad de México, que tiene más de 20 millones
de habitantes.
Unos 400 kilómetros
al sur-suroeste tenemos la Sierra Madre, y parte de ella en el municipio de
Santiago, Nuevo León. Acá las zonas boscosas en general no tienen árboles de
esos que se ven amarillo-naranja-rojos en otoño. Aquí hay principalmente pinos. Algunos encinos como los que
hay en Texas tienen hojas que se caen, pero al mismo tiempo en que salen hojas
nuevas. Hay también arboles de maple (sobre todo alrededor del arroyo), pero
estos yo creo que han de ser los únicos de los que no se extrae la miel de
maple porque nadie la produce.
Da tristeza
ver más de la mitad del bosque quemado, especialmente los pinos. Cuando se vino
el ventarrón de Semana Santa del 2008 me tocó ver que el cerro de enfrente del
rancho quedo completamente quemado. Por alguna extraña razón, en esta zona hay
pinos del lado poniente de las lomas, y puros matorrales del lado oriente, que
es donde tenemos el rancho. Espero yo que futuras generaciones puedan disfrutar
de un bosque regenerado más sano, como algunos dicen que hacen los incendios. Y
puede ser, porque desde hace muchos años hay plaga de esa cosa gris que ponen
en los nacimientos, y que también había en Sea
World.
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