Son de los más
caros, una bolsa con unos 200 de esos puede costar $3.50 dólares más impuestos
(unos 50 pesos). A pesar de eso, hay algo que los hace especiales. Probablemente
son los únicos que están hechos con ingredientes naturales siempre que se
puede, además de los saborizantes artificiales. Puede que sea por mercadotecnia
el hecho de que así lo digan, pero al parecer les funciona.
Son 50 los sabores oficiales, pero tienen además los sabores no oficiales, que llevanotros nombres. Tienen cinco sabores “Snapple”,
seis “chocolate dip”, cinco “superfruits”, seis de algún sabor de soda (tres de
ellos son sabores oficiales), cinco de nieve “Coldstone”, seis “cocktails” (tres
de ellos son sabores oficiales), cinco “sour” (uno de ellos es sabor oficial).
Sin contar los seis sabores de los que son para deportistas, sumando todos los
sabores nos da un total de 81 sabores distintos.
Para ver
objetivamente (para uno mismo) si valen la pena o no, hay que comprar una
muestra de todos los sabores, al menos los oficiales. Después de probarlos
todos, marqué con verde los que están muy buenos, en azul los que están bien
para cuando traes antojo, y en rojo los que tienen un sabor que mejor ni
describo.
Los que
verdaderamente están buenos son: zarzamora, lima-limón, mora azul, cereza, Dr.
Pepper, manzana roja y cereza ácida. Esto
me dice que no hay necesidad de comprar los Jelly
Beans de todos los sabores. Afortunadamente tengo un roomie que se come todos los que dejé. Los de manzana verde acida y
los de uva acida también están buenísimos, pero eso hay que comprarlos en la
bolsa de los sours (ácidos). Vale la
pena comprar solo los sours (ácidos)
y regalarle los de naranja y los de lima a Paulina, que se los come todos.
Realmente esto depende de los gustos de cada quien. Queda pendiente una visita a la f ábrica de estos dulces cuando vaya a California.
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