Si has visto una (como esta que apareció ayer afuera de mi casa), o al menos has sabido de ellas estarás de acuerdo en que son animales repugnantes. No por nada hasta el Lonje Moco llegó a quejarse de su acompañante por disque criticarlo y le decía: “que yo no digo nada de la tarántula que tienes de esposa.” A pesar de que son no gratas a la vista no hay que tenerles miedo (salvo que te topes una en situaciones inoportunas como cuando te despiertas en la noche y ves una en tu almohada). Si buscas en internet, vas a ver que las tarántulas en Norteamérica no son agresivas como las australianas, y algunos hasta les dicen “dóciles”. La otra es que nadie en el mundo se ha muerto por un piquete de estos animales, aunque puede que no te salves del dolor.
En tu casa no las vas a querer dejar entrar porque por
más dóciles que puedan ser, nunca sabes dónde te las puedes topar o cuándo sin
querer se van a sentir amenazadas. En Villa Montaña las veo más seguido en abril,
y sobre todo en mayo, quien sabe por qué. Si sales a caminar temprano en la
noche en esas fechas, puede que la mitad de las veces te topes al menos una en
la calle o en la banqueta. Aunque muchas veces las he matado, últimamente me he tenido el dilema de hacerlo o no. Estos animales se comen a los ratones y cucarachos,
que esos sí entran fácil a las casas. De ahora en adelante, si las veo afuera,
creo que lo conveniente es dejarlas vivir para que los cucarachos no se
multipliquen tanto, y si las veo afuera de la casa, pues ahí si convendría matarlas
para que no se aparezcan inoportunamente, y evitar los gritos de terror de las mujeres en la casa.
En cuanto a las especies, la mitad las he visto con un
color café oscuro en la pansa y las patas, y color mantequilla de cacahuate en
la cabeza, probablemente Aphonopelma hentzi y/o Aphonopelma anax. La otra mitad que he
visto, se ven simplemente negras o cafés, probablemente es la misma especie con
la cabeza más oscura como esta de la foto. He llegado a verlas en la Sierra Madre en Nuevo León
(San Pedro, Santiago) y en San Jerónimo. En Axtla, en la Huasteca Potosina vi
una negra con pelos literalmente rojos en la pansa.
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