domingo, enero 19, 2014

Algo diferente a los Españoles


El hecho de llegar a las 6 de la tarde a tu casa, y ver en el Whatsapp: “Estamos tomando una cerveza en el Twin Peaks por si os apetece venir” cuando tienes pendientes como el preparar la clase para el día siguiente no me anima a ir. Según tengo entendido, en España la gente está acostumbrada a ir a algún bar todos los días, seas rico, pobre, tengas mucho trabajo o no. El ser maestro (y espero que sobre todo este primer año) es de mucho trabajo. El estar en la escuela de 8:00 de la mañana a 5:00 de la tarde para llegar a tu casa a preparar de cenar, lavar los platos, preparar clase, preparar las cosas para el día siguiente y de ser posible estar listo para irse a dormir a las 11:00 no te deja tiempo para muchas cosas.

Nunca fui de esas personas que van seguido al antro (pero si iba y sigo yendo de repente), pero el llegar al antro a las 12:00 de la noche cuando el día siguiente (sábado o domingo) hay pendientes que hacer de la escuela yo no puedo desvelarme tanto. Me he dado cuenta de que soy de esas personas que puede estar muchas horas trabajando, pero que para hacerlo eficientemente necesito dormir.

Este fin de semana hubo plan de ir a Santa Fe y Taos. Estos chavos se fueron desde el viernes con plan de regresar el lunes (día de puente para nosotros). ¿Y el trabajo que tengo que hacer el fin de semana a qué horas? Supongo que me dirían “lo haces entre semana”. Pude haberlo hecho, desvelándome. Al estar desvelado, no rindo igual en el trabajo.

A veces me siento bastante diferente a los españoles, aunque algunas costumbres y gustos sean parecidos. Siendo yo de esos que no aguantan mucho tiempo en un mol o en un outlet, al ir a Dallas esperas ir de paseo e ir a algún lugar de compras, pero no a museos y antros (OK, no es Europa ni Nueva York). El planear ir a Florida en Spring Break es para ir a Orlando e ir cada día a un parque de diversiones diferente (incluyendo, ¿por qué no?, el de Harry Potter), no solo a dos parques para después ir a Miami (¿a qué?). Probablemente pasaría (de hacerse ese viaje) que les pase como nos pasó en Dallas: aunque batallé para llevarlos al Grapevine Mills y comer en el Rainforest Café, les encantó.

En verdad admiro la habilidad casi incansable que tienen los españoles (en general). No dudo que hay mexicanos que también lo tienen, pero yo soy de la mayoría que no. Cuando estaba en el trabajo de antes era otra cosa, donde terminaba tu hora y te ibas a tu casa, pero este trabajo al menos es divertido, cosa que el otro trabajo no era.

Fue un error el ir a surtir la despensa (que estaba casi vacía) y las aceitunas (que no aparecen en la foto) cuando llegué de regreso a Odessa hace dos semanas, porque no pensaba encontrar una casa en la zona sur que me gustara. Tenía pensado verla por si acaso (y me gustó), pero me doy cuenta que por lo cerca que va a estar de la escuela, voy a poder levantarme a las 6:20 y no a las 6:00 de la mañana (y pensar que cuando estaban Miquel y Sergio me levantaba a las 5:40). 


Ahorita estoy buscando aprovechar de todo lo que hay y buscando comprar solo alimentos perecederos (picadillo, queso panela, leche y lechuga) porque voy a compartir despensa con otros dos chavos (pero sigo teniendo mi propio cuarto). Hice galletas de chocolate para acabarme el bote de cocoa y la harina que Miquel me heredó. Con la harina que queda voy a hacer un pan de mantequilla con ajo. Quiero pensar en que va a haber espacio suficiente en la nueva despensa, pero por si no es preferible llegar con  la carga ligera. Los Reese's no me encantan pero el verlos blancos es una novedad (los Butterfinger Cups seguramente van a estar mejores). Los Nerds sabor misterio no estaban tan buenos (Sergio seguramente se los come).



Ah, y ya sin trabajo pendiente de la escuela (de la tesina después hablamos) planeo un verano con muy buenos viajes. 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Antes de entrar en la cuestión que me ha llevado a hacer un comentario en este blog, quería aclarar que he dado con el mismo por mera casualidad, y que para ser la primera vez que lo leo, ha dejado una huella casi imborrable en mi memoria. Que no quepa duda de que celebro que la tecnología permita a muchas personas, aunque a menos de las que desearía, compartir sus reflexiones, experiencias o anécdotas libremente con quien quiera conocerlas, eso sí, desde la responsabilidad del que es conocedor de lo que dice.
Un tema cultural como el que anuncia el título de la entrada del texto al que estoy respondiendo, puede ser (para quien lo sea) muy interesante si se logra no caer en la torpeza de los estereotipos culturales, muy divertidos para hacer una caricatura o contar un chiste en una mesa entre amigos, muy poco constructivos cuando se les dota de una credibilidad ciega y poco crítica. La abstracción y la generalización bien nos pueden ser más útiles en otros campos. Por eso, haré un par de apuntes a lo que se ha escrito arriba como alguien que cree conocer a su cultura aunque sólo sea por haber vivido rodeado de sus gentes unos 30 años (sí, me he quitado algún año, ¿qué pasa?).
Acabo de leer que “en España la gente está acostumbrada a ir a algún bar todos los días, seas rico, pobre, tengas mucho trabajo o no”. ¡Interesante! Es innegable que en nuestra cultura se valora la buena mesa y el disfrutar del tiempo libre con nuestros amigos y familia. Pero, ¿bares todos los días? ¿Seas rico o pobre? ¿Tengas mucho trabajo o no? Habría que preguntar a esos españoles que llegan a las 7 o las 8 de la tarde a casa de trabajar, que los hay aquí también en Odessa. ¿Solamente he hablado yo con los profesores españoles que salen de sus colegios a las 6:30 o 7:00 de la tarde? Y no quiero ni mencionar, tema sensible con el que no quiero frivolizar, la cuestión rico-pobre, porque me da pena pensar en la gente que en este momento en mi país no recuerda la última vez que podía ir de tapas con sus amigos cada fin de semana.
Además, ¿por qué simplificar? Es difícil creer que la profesionalidad de una persona viene dada por el número de horas dedicas a su labor, multiplicado por el número horas de descanso, menos la irresponsabilidad del que hace lo que le viene en gana. Me explico.
Hace ya un tiempo que decidí ayudar a un empresa de publicidad a rotular para sacarme unos ingresos con los que costearme mis estudios. Cuando comencé a trabajar jamás pensé que yo sería capaz de rotular a la velocidad de mi jefe. Durante las primeras semanas, yo dedicaba casi el doble de tiempo que él a realizar una misma tarea, y no por ello pensé que yo era más profesional que él. ¡Qué duda cabe que él tenía más experiencia que yo en rotular!
Tengo amigos a los que con frecuencia les repito que me dan muchísima envidia porque son capaces de despertarse sin programar un despertador, y cuando llega el fin de semana, a las 8 de la mañana ya están ocupados en sus tareas. Aparentemente, estas personas son capaces de estar despiertas y ocupadas con menos horas de sueño que yo. No les consideraré menos profesionales por ello, así como no consideraré un gran profesional a nadie por el simple hecho de que necesite mucho más tiempo de descanso que éstas, como es mi caso.
Espero que la persona que te mandó ese mensaje no lea ese comentario, no creo que le quedasen ganas de mandar muchos otros. Y hago este comentario porque no me parece justo lo que se ha dado a entender en este texto, algo que no quita que te siga teniendo aprecio. ¡Que no se mezclen los temas!

Anónimo dijo...

Sergio.

José Angel dijo...

Esa habilidad de la que hablo la admiro. Habilidad que no tengo, lo que me hace sentir diferente. Eso si, estoy de acuerdo en que el profesionalismo no tiene nada que ver con la cantidad de tiempo que se le dedica al trabajo.