Or perhaps not really. It is just different. Having lunch at 11:15 or 11:30 AM in the US, when we usually eat around 2:00 PM in Mexico is just different. This is something we Mexicans have in common with Spanish colleagues, however, my Spanish roommates have refused to eat dinner until 10:00 PM, despite eating lunch around noon. Once school starts, I guess it'll be like having our recess lunch and early dinner (perhaps at 7:00 PM, not 6:00 PM as Americans seem to do) due to the fact that waking up early will be a must, and being awake for 10 hours without any food is too much.
You can feel the sun burning you in Odessa as soon as you walk out the door, even if your skin doesn't really burn. I have been used to winter sun in northeastern Mexico, when it is cool, dry, and you feel the cold sun slowly burning you. Contrariwise, summer sun in Monterrey makes you feel sticky, hot, and humid, but not as much as Houston or South Padre Island.
People are warm and seem to be friendly too. I don't mean to say that people in big cities in Texas are mean, but I would say that Odessans' kindness outperforms other peoples' kindness in places like San Antonio, Houston, or Dallas (Austin is a different story with which I need further observation to reach a possible conclusion). Would it be perhaps that unlike previous shopping trips, now I'm really having the opportunity to interact with people north of the border?
Being invited to dinner or for a drink on an almost daily basis is cool, however, I will be on a budget until my first paycheck. Hopefully as we start school this will start to be something that will be done mainly on weekends so that we can all save money to travel, to cover unforeseen costs, and simply save for the sake of doing it. Odd is not bad, it's just different. I am looking forward to this life I live.
Es bien
sabido que es difícil encontrar comida mexicana autentica en Estados Unidos (de
esa sin queso cheddar), pero también es difícil conseguir los ingredientes
reales para prepararla. Encontré una tienda que se llama “El Rancho” en la 8th ST. Encuentras casi todos los
productos LALA (menos la crema que no es ácida), galletas Gamesa (la más
importante, las saladas), crema la Lechera, todos los polvos Knorr, fritos
Barcel, algo de Sabritas, algo de pan Bimbo, nopales, chorizo (hasta de soya) y
varios quesos mexicanos como el panela y el fresco además de los que se
derriten (asadero, oaxaca y manchego y simplemente queso mexicano que quien
sabe de qué sea). No hay salchichas San Rafael, y de la leche LALA de tetra
brik no había de la que buscaba, y hace falta porque uno tiene que andar
comprando galones de leche que no duran… Si me sobra tiempo, mas delante checo
las galletas Marías para hacer un pay de queso con fresas. Curiosamente no hay
arroz Diamante del impegable, y eso que lo hacen acá. Falta ver si los arroces
son impegables por default.
La escuela
es un edificio enorme. Son solo dos pisos, pero puede tener la misma cantidad
de metros cuadrados que una colonia entera. Hay alberca de unos 4 metros de
profundidad y al parecer semiolímpica, y esto no es nada. Hay un “gym” chico, de un tamaño parecido a la
cancha de basket del TEC, y el “gym”
grande, que es mucho más grande, hay un “salón” para practicar golf, salón de
teatro, un auditorio grande, gimnasio, salón de baile, salón de arte, salón de
piano, salón de arpas, salón de guitarras, salón de orquesta, salón de música, salón
de coro… y los pasillos enormes. Como casi todas las luces estaban apagadas, parecía
ya escenario de una película de Scooby
Doo, aunque todavía no descubro los pasadizos secretos. Literalmente me perdí.
Ah! Falto la cancha de tenis afuera y la
cafetería de adentro más grande que un restaurant, dos salas de maestros, un montón
de oficinas… Se me hace que si le sigo no acabo nunca, a lo mejor terminaría de
calificar a los 1,400 alumnos antes de terminar de explicar todo lo que vi.