domingo, abril 23, 2023

Paseo en ocho países: Alemania, Francia, Luxemburgo, Austria, Italia, Suiza, Estados Unidos y México

Este ha sido el mejor y más largo de los viajes que he hecho solo. Este fue principalmente a Alemania e Italia, con viajes de ida y vuelta a partes de Francia, Luxemburgo, Austria y Suiza. Fueron dos meses entre la ida y la vuelta. En mis tiempos libres he estado seleccionando y editando fotos desde hace más de ocho meses para mejorar los recuerdos y para hacer que las fotos representen más lo que vieron mis ojos. Como normalmente sucede cuando viajo, es imposible subirlas todas, pero sí puedo compartir algunas. Espero inspirarte a ti lector a ir a visitar estos lugares, y a mí mismo en un futuro a recordar buenos momentos. 

Empiezo a escribir esto, usando como guía el itinerario que hice. El viaje a Alemania iba a hacerlo en el verano del 2020, hasta que el coronavirus echó a perder los planes. Dos años después cuando hice las reservaciones para ir a las mismas ciudades en Alemania pude ver que iba a quedar tiempo libre. Pude combinar destinos para aprovechar más los días. Además de tener una mejor cámara (Pixel 6 Pro en lugar del Pixel 4), aproveché más el tiempo de lo que habría hecho en caso de haber seguido el itinerario anterior. Esto fue además de agregar una ida a Italia, que iba a ser para el verano de 2021.

Algunos cuantos lugares estaban cerrados o no eran atracciones turísticas como decía Google, pero entre los lugares que se atravesaron, puedo decir que visité casi todo lo que estaba planeado y pude hacer huecos para ver más cosas que se atravesaron y agregar ideas que se me ocurrieron cuando llegaba a ver que iba a sobrar tiempo. Fueron días sin descanso hasta el último día antes de regresar, donde me di casi medio día para descansar y echarme una siesta. Hice un itinerario cuatrilingüe. Anotando detalles en inglés y español, y poniendo nombres de lugares en alemán e italiano (y a veces hasta en francés). Hay ciudades que hasta donde sé, no tienen nombres distintos en español y preferí dejarlas en el idioma de aquel país. Usando las notas que tomé al itinerario impreso, traduciendo casi todo lo que estaba en inglés y explicando un poco lo que pasó por día quedó así: 

Mayo 26: Todo empezó el 26 de mayo en mi escuela en Farmers Branch, Texas (una ciudad pegada a Dallas). Al tener un vuelo programado desde hace meses, no esperaba que se cancelaran las clases en febrero por la nieve y que tuviéramos que reponerlas este día (de no ser por el mal tiempo, habríamos tenido el día anterior como el último día de clases y no este). Al ser un día de puros juegos pedí medio día para ir a ayudar en la mañana y salir esa tarde temprano rumbo al aeropuerto. No podía faltar comer en el Whataburger del aeropuerto, sabiendo que no iba a probarlas otra vez en unos dos meses:


Pensando en que me iban a ofrecer queso como fuente de proteína en vez de pollo, pedí el menú vegetariano. Afortunadamente había comido antes de subirme al avión, porque más que vegetariana la cena que ofrecieron era vegana. Entre que el avión se fue tan al norte que no llegó a haber oscuridad total y un niño que hacía tantas preguntas a su papá que no se callaba, muy apenas pude pestañear. 

Mayo 27, llegada a Frankfurt: Llegué a dejar maletas e ir directo al museo Städel, seguido por Liebieghaus, Römerberg, la catedral (Kaiserdom) y la torre junto a ella:











Por la desvelada sentí un inmenso cansancio al llegar al mirador de la torre. Hice un esfuerzo por no dejar de ver el museo de Goethe Haus antes de cenar e ir a dormir temprano para recuperarme. No podían faltar las ampollas que casi siempre me salen al ir a Europa por tanto caminar (aunque raras veces me pase al salir a caminar hasta 25 kilómetros en Estados Unidos). Con ayuda del Compeed (productos que venden en Europa para las ampollas) esto duró pocos días. 

Mayo 28: Ida y vuelta a Fulda y Eisenach. Amanecí completamente recuperado del cambio de horario y con suficientes horas de sueño. Desde este día y hasta el 6 de junio empezaron los viajes de ida y vuelta desde Frankfurt. Esto fue para no estar moviendo dos maletas y mi mochila a diario. En Fulda conocí el Stadtschloss, Dom zu Fulda (la catedral) y el Dommuseum (el museo de la catedral). Es un pueblo donde es agradable caminar:








De ahí agarré el tren Eisenach: Tuve que agarrar un taxi de ida y otro de vuelta desde la estación de tren para conocer el castillo Wartburg:








Relativamente cerca de la estación había un museo sencillo que estaba abierto en lugar de la iglesia que buscaba conocer. En el regreso a la estación de tren pude ver los edificios más padres y pude descubrir el Kaufland, donde encontré la mayor variedad de dulces, chocolates y sopas. También tenían elote precocido empacado al vacío y listo para comer. Estos elotes combinaban con queso mozzarella fresco frutas de postre para cenar, o para matar el hambre cuando no llenaba con una hamburguesa de cadena americana:


Mayo 29: Ida Würzburg y Fulda: Empecé el día agarrando un tren a Würzburg. El principal atractivo en mi opinión es el Würzburg Residenz, junto con la iglesia Hofkirche que está a lado de este palacio. Antes de llegar ahí entré a una iglesia católica y a otra protestante: 




Lo peor que le puedes hacer a un turista que le encantan las fotos es prohibirlas. Todos los palacios en Baviera prohíben las fotos en aquellos que requieran un tour guiado, supuestamente por cuestiones de logística. Tan absurdo es eso que hay la opción de pedir permiso para tomar fotos para hacer publicaciones u otros usos comerciales si pagas un dineral, pero no puedes hacerlo para uso privado. Por suerte me ofrecieron la opción de pasearme solo sin un guía, y pensando en que así sería más fácil tomar fotos discretamente, por supuesto que acepté. Sabiendo que los alemanes tienen fama de seguir las reglas al pie de la letra, me sentí un poco mejor al ver que no fui el único que tomó fotos por dentro:















Un guardia que entró a uno de los cuartos nos pescó tomando fotos a mi y a un grupo de alemanas. El guardia nada más nos dijo en voz alta en inglés: “No photos!” Después agarré el tren para ir a Kassel y visitar el Schloss Wilhelmshöhe. Este palacio estaba cerrado por remodelación, pero había una galería de arte abierta, principalmente de pinturas:






Esa noche fui a misa al regresar a Frankfurt. Me dio tristeza ver que a pesar del excelente jazz que hubo (en lugar de las canciones), no se hicieron muchas de las partes de la misa católica. Puede que esto haya tenido que ver con el posible cisma que se viene, por los desacuerdos que hay entre muchos obispos alemanes y el Papa. Afortunadamente, el resto de las misas a las que fui se llevaron a cabo con total normalidad. Al terminar la misa me fui a pasear para ver el centro de Frankfurt de noche:






Mayo 30, Ida y vuelta a Bayreuth: El gancho aquí fue visitar el teatro Markgräfliches Opernhaus, que descubrí por una foto que subió Ana María al Facebook: 

El Neues Schloss no vale tanto la pena, pero te entretienes visitando:





Hay una parte del palacio que requiere ser guiado. Al ser un grupo chico, no pude tomar fotos en esta parte del palacio, pero recuerdo haber visto colores pastel.

El pueblo me gustó para caminar: 



Mayo 31, Ida a Gotha y Erfurt: En Gotha visité el Palacio Schloss Friedenstein, que incluía un boleto para ver un museo de arte que estaba a lado:







Del otro lado del pueblo hay calles para pasear. Igual que casi todo pueblo alemán, también era de cuentos:





Al no necesitar tanto tiempo, agarré un tren a Erfurt, donde conocí el museo de arte, una iglesia evangelista y una catedral católica:











Junio 1, Día 5: Este día me ofrecieron el famoso pase de los 9 euros para usar trenes regionales de todo el país, que también incluía el metro de todas las ciudades. No lo pensé dos veces y lo aproveche casi a diario hasta el 29 de este mes. Empecé por el viaje corto a Mainz: 












Seguido por Wiesbaden:














Junio 2, ida a Heidelberg, Schwetzingen y Mannheim. Esto es Heidelberg:





Schwetzingen:




Mannheim: 





Aquí probé la Pizza Hut para cenar. El sabor era igual o muy parecido al de la Pizza Hut de París que probé en noviembre de 2019. Se me hizo raro, porque en San Petersburgo hice lo mismo en el 2018 y allá sí sabía igual que en México y Estados Unidos.

Junio 3, ida y vuelta a Estrasburgo, Francia: Esta parte de Francia ha sido de Alemania y Francia varias veces. Es por eso que tiene arquitectura alemana.

Entre muchos hispanohablantes con los que llegué a platicar en varios trenes, algunos de ellos fueron colombianos que aprendieron alemán en una escuela privada que les enseñó este idioma. Antes de hacer la conexión a Estrasburgo una colombiana me platicó que a los seis años los niños van caminando solos a la escuela, el cómo se les exigen cuentas a los alumnos y no tienen garantizado pasar año, el que en cuarto de primaria los maestros deciden a qué niños van a mandar a prepararse para posiblemente ir a la universidad o para hacer oficios como de carniceros, panaderos, albañiles, recepcionistas, etc. Esta selección depende de las necesidades que tenga el país, y en base a eso los maestros separan a sus alumnos por aptitudes. Me sorprendió el hecho de que es difícil faltar a clases porque salvo que haya alguna causa grave como una enfermedad, a los padres de familia los multan.

Ya volviendo al tema de Estrasburgo, entre los lugares que visité fueron la Catedral y la vista desde su torre, el Palais Rohan, y la Église Saint-Pierre-le-Jeane:

















Junio 4, ida y vuelta a Luxemburgo: No hay tren directo desde Frankfurt, hay que hacer escala en Koblenz. Es un país donde se habla luxemburgués, el idioma local, además de francés y alemán. Para mi sorpresa, casi todo el mundo hablaba francés. Esto fue un resumen de lo que vi:











Este día me tocaba ir a misa en la tarde por ser víspera de domingo. Para mi sorpresa, mezclaron francés y alemán, pero hubo partes en las que no me quedaba muy claro estar escuchando alemán. Pude confirmar que también había partes en luxemburgués. Es de admirarse que haya mucha gente que parece hablar estos tres idiomas además del inglés. Solamente en este supermercado me habló el guardia en alemán sin saber inglés. Pude ver que casi todo lo que se vendía aquí venía de Alemania o de Francia: 

Junio 5, ida y vuelta a Colmar: Este día salió carísimo y con mucha pérdida de tiempo por una persona que atropellaron. El tren que iba a Estrasburgo desde Frankfurt se detuvo. Con el poco alemán que entiendo supe que dijeron un montonal de cosas y terminaron diciendo neunzig minuten. Pude confirmar que efectivamente, íbamos a tener que esperar 90 minutos. A la mera hora decidieron regresar a Frankfurt y tomar otra ruta hacia Estrasburgo, donde de ahí salía el tren a Colmar, Francia. En esta región de Alsacia, donde Estrasburgo es la capital, también incluye los pueblos de Ribeauvillé, Riquewihr, Kaysersberg y Eguisheim. Terminé llegando tres horas más tarde de lo previsto. Esto es Colmar:







Al ser domingo, la oficina de turismo en Colmar estaba cerrada. Por las prisas, después de correr por el centro de Colmar encontré taxis junto a la estación de tren. Un Taxista aceptó llevarme a estos cuatro pueblos y cobrarme al final. 150 euros después, alcancé a correr y fotografiar todos los pueblos en este orden, empezando con Ribeauvillé:



Riquewihr:





Kaysersberg:




y Eguisheim:



El regreso fue con una escala a Basel, Suiza. Por primera vez estuve en este país, sin saber que más delante en este viaje iba a tener la oportunidad de conocerlo un poquito más. A los pocos minutos de abordar el tren, al regresar a Alemania, la policía de aduanas cuestionó a unas personas asiáticas y les pidieron el pasaporte. Saqué mi pasaporte, esperando que hicieran lo mismo conmigo pero no lo hicieron. ¿Habré pasado desapercibido o habrán sido racistas los oficiales?

Junio 6, ida y vuelta a Rothenburg ob der Tauber: Por alguna extraña razón, no hay trenes directos. Hay que hacer al menos una escala en una estación de tren en medio de la nada, pero vale la pena hacer hasta dos escalas, como lo hice yo: 











Aquí en estos pueblos la gente no cuenta cuentos. Aquí la gente vive en ellos.

Junio 7, ida a Colonia: por primera vez en este viaje tuve qué empacar porque ya iban a quedar muy lejos los demás destinos desde Frankfurt. A una media hora de ahí había tours guiados en el Schlösser Brühl. Por razones absurdas, solamente en los tours de las 12:30 estaba permitido tomar fotos. El Uber que me recogió en la estación de tren de Colonia me esperó para dejar maletas en el hotel y de ahí me llevó a Brühl. Pude llegar justo antes de las 12:30:




Al regresar a Colonia fui a la catedral, al museo Wallraff y a la iglesia de St Gereon:













Para mi sorpresa, el hotel no tenía clima. En recepción me dijeron que solo los cuartos sin ventana tenían clima. De una manera desatenta me dijeron: “abra la ventana.” Afortunadamente estaba todavía fresco estos días, pero no creo que el cuarto haya llegado a los 21°C que para mí es la temperatura ideal. No se como le hace la gente cuando llueve. Estuvo lloviendo esas dos noches y se sentía húmedo. Por suerte, no se metió el agua. Las buenas sorpresas fueron que todo que había en el minibar estaba incluido. Había agua embotellada, una coca y cervezas alemanas. Puede que en promedio me tome una cerveza al año y no pude con más de una cerveza al día. La mejor de las sorpresas fue que me dijeron que Expedia había pagado el desayuno. Fueron unas quince noches de hotel que pagué con puntos de la tarjeta. Siempre escogí sin desayuno porque era más barato llevar barras de proteína o licuado de proteína que pagar más de 10 euros extra por día (o el equivalente en puntos). Al parecer la página de puntos de la tarjeta tenía convenio con Expedia. Disfruté los quesos, las aceitunas, la fruta, el yogurt y el pan gratis.

Junio 8, ida y vuelta a Aachen: Esta ciudad está muy cerca de la frontera con Bélgica y Países Bajos. Por la lluvia no me quise enlodar para tratar de llegar ahí. Me enfoqué en la Catedral Aachener Dom y el Rathaus:






Al regresar a Colonia encontré un tren que estaba a punto de salir a Königswinter, donde está el castillo Drachenburg:




Junio 9 ida a Hamburg: fue complicado andar cargando dos maletas pesadas por varias escaleras. Fue más tranquilo caminar unos diez o quince minutos con ellas desde la estación de tren hasta el hotel en Hamburgo. Estos fueron los dos museos de arte que vi: Hamburger Kunsthalle, Museum für Kunst und Gewerbe:











Junio 10: ¡Por fin después de muchos días no hay que ir a la estación de tren! Me fui caminando del hotel al Elbphilharmonie, Rathaus, St. Michael Kirche, y Miniatur Wunderland:























Junio 11, ida a Schwerin y Ludwigslust: No hay castillo o palacio que luzca más por fuera que el castillo Schweriner Schloss. No se parece en nada a Schwerin, el pueblo que lo rodea:





Por accidente encontré que existe Ludwigslust. Si tuviera que escoger un lugar para vivir en Alemania, probablemente escogería este pueblo, y no por el palacio, sino por sus barrios: 












Junio 12: Tuve suerte de encontrar una iglesia, que aunque escondida, quedaba a unas dos cuadras del hotel, junto a la estación de metro Potsdamer Platz. Fue también la tarde en la que me tocaba lavar ropa por primera vez. Todos los museos estaban ya cerrados, pero pude caminar y conocer un poquito:




Junio 13: Casi todos los museos cierran este día, así que lo dediqué a ver principalmente atracciones no tan esenciales como el museo de cera de Madame Tussauds, Friedrichstadt Passagen, la tienda de M&M's, Gallerie Laffayete, la torre Fernsehturm, Berliner Dom (la Catedral de Berlín), el Humboldt Forum y la tienda de Ritter Sport. Esta lista anterior no está en orden, pero estas fotos sí:






















Junio 14: Este día fue de visitar palacios entre bosques, jardines y lagos, yendo de ida y vuelta a Potsdam: Sanssouci, Bildergalerie, Neue Kammern, Chinesisches Haus (solo por fuera), Orangerieschloss, Schloss Charlottenhoff y Cecilienhoff. Potsdam es una ciudad que tiene una zona enorme donde hay que caminar para ir de un palacio a otro. Tan es así que necesitas de un día y medio a dos para verlo todo. El caminar de un extremo a otro en esta zona puede ser más de una hora. En el orden en que se tomaron las fotos esto fue parte de lo que vi:





















De regreso en Berlín alcancé a ver el Reichstag:





Junio 15: Este día fui a los palacios de Charlottenburg en Berlín, antes de regresar a Potsdam y ver lo que me faltó: Neues Palais, Marmol Palais:
























Antes de regresar a Berlín encontré este museo de arte, principalmente impresionista que no impresiona tanto, pero con una pintura como esta que sí impresiona:


Junio 16, Día 20: Las fotos de este día no están en ningún orden. Por alguna extraña razon, al subirlas aquí salieron todas revueltas y no están en orden cronológico. Estos son los lugares a los que fui: Neues Museum, Alte Museum, Bode Museum, Alte Nationalgalerie, Pergamonmuseum y Gemäldegalerie:
























Junio 17: Aproveché tan bien el tiempo que este día quedó para ver lugares de menor relevancia: Wilhelm Kirche, el Zoológico de Berlín, el Museo de Artes Decorativas y un teatro:











Junio 18: ya había palomeado casi todo Berlín, así que decidí ir a Wolfenbüttel, un lugar que inicialmente quité del itinerario por lo lejos y porque no se veía tan atractivo el palacio. Dentro del palacio te dejan tomar fotos con varias condiciones, entre ellas, el que no publiques las fotos en blogs como este. Te hacen hasta firmar un papel con tus datos. No creo que se den cuenta si subo las fotos, pero prefiero decir que no es la gran cosa por dentro. Me gustó más el ver las calles del pueblo por fuera.



Al regresar a Berlín: subí a Tiergarten, y vi la Sinagoga por fuera, porque estaba cerrada. Por último no podía faltar el famoso muro sin tomarle fotos (fue una mera actividad cultural el ir a ver piedras):





Junio 19, ida a Dresden: un tren checo que va de Berlín a Praga hace una parada en Dresden. Es una ciudad increíble que puede verse en menos de un día. El taxi no quiso llevarme al hotel, no entendí en su momento por qué. Caminé unos dos kilómetros con mis dos maletas y mi mochila hasta el Hilton. Ya después supe que había un evento que iba a tener cerradas las calles. Afortunadamente todavía era temprano, porque ese día llegamos a los 38°C grados (100°F). Esto fue lo que vi: Residenzschloss, Historisches Grünes Gewölbe, Gemäldegalerie alte meister, Porzellansammlung y Semper Gallery:























Tuve tiempo para ir a ver el castillo Moritzburg en un pueblo del mismo nombre cerca de Dresden:



Al regresar al hotel me ofrecen una mejor habitación y acceso al executive lounge por ser miembro diamante de Hilton. Esto normalmente requiere unas 60 noches por año o una cantidad exorbitante de puntos, pero como seguí viajando durante los tiempos de coronavirus, bajaron los requisitos para calificar a este nivel, había acumulación de noches de hotel de un año a otro y promociones donde tus noches valían por dos, pude calificar por primera y última vez (a no ser que caiga una herencia inesperada que me permita viajar indefinidamente sin preocuparme por el dinero). Calculo que fueron unas 15 noches entre el verano del 2019 y enero de 2022 en lugar de 60 noches como normalmente piden. Todo esto me lo ofrecieron a pesar de haber pagado esta noche de hotel con puntos Hilton. Esta fue la vista que me dieron en un mejor cuarto:

Antes de ir al club ejecutivo (executive lounge) fui a la iglesia famosa luterana y después a cenar tapas de queso:




Como era muy poquito queso, pude medio llenar con algo de esta comida y algo de vino en el executive lounge (al que dudo volver a tener acceso):

Estaba cansado, y tuve que esperarme hasta tarde para ver el centro de Dresden de noche. Esto fue cerca de las 11:00 de la noche:




Tan a gusto estuve aquí que coraje me dio el tener ya reservado el tren que salía como a las 5:00 de la mañana. Tan bueno estuvo el servicio que hasta pude pedir desayuno para llevar. Simplemente les dije que quería sandwich de queso sin jamón. Esto fue lo que me eché en el tren la mañana del 20 de junio:

Tuve una escala en Erfurt para agarrar un tren a Múnich. Había llegado un frente frío y estábamos a unos 14°C grados con un aironazo. Pude ver en la app del Weather Channel que ese buen clima poco tiempo después llegó a Dresden pero no a Múnich. Afortunadamente no me volvió a tocar tanto calor como en Dresden. 

Al llegar a Múnich, después de caminar con las maletas hasta el hotel (solo a unos 10 minutos): me fui en Uber a Schloss Nymphenburg, y otros palacios alrededor. El lugar de estos palacios está lleno de bosque y de veredas que hacen que parezca una escena de cuentos donde hay bosque entre castillos y reinos:













Un Uber me llevó de Nymphenburg al Residenzmuseum (puede que este sea el palacio más grande de Alemania). Junto al palacio este está el teatro Cuvilliés y unas joyas. Pocas fueron las noches a las que no fui a cenar al Five Guys en Neuhauser Straße, por donde están casi todas las iglesias y museos en esta ciudad:

































Junio 21, ida a Oberschleißheim en metro: ahí hay tres palacios. Uno de ellos es un museo sencillo, el otro es un palacio barroco y otro es un museo de porcelana. Esto está al norte de Múnich:















Desde ahí el mismo metro te puede llevar hasta Herrsching, donde puedes tomar un camión para ir a Andechs y ver la iglesia que tienen en ese monasterio, además de una vista a los Alpes: 




De regreso pude ver algunas iglesias en Múnich al ver también parte del centro de la ciudad:










Junio 22: Sigue el paseo por Múnich: Alte Pinakothek, St. Peterskirche, Saamlung Schack, Museum Villa Stuck, Bayerisches Nationalmuseum, Klosterkirche y Santa Anna Im Lehel:




























No recuerdo la fecha exacta, pero fue alrededor de estos días cuando empecé a sentir un dolor con algo de inflamación en el pie izquierdo. Este dolor lo tuve el resto del viaje. Esto fue por tanto caminar. Pude sobrevivir, a ratos cojeando y algunas noches masajeando esa parte del pie. El 23 de junio fui a: Museum Reich der Kristalle, Asamkirche, Michaelskirche, BMW Museum, el ayuntamiento de Múnich, St. Ludwig Kirche y un museo de minerales:
















El museo de minerales es parte de una universidad. Me sorprendió ver un chavo joven vestido como punk enseñando matemáticas avanzadas. No entré a su clase, pero en los pasillos por donde tenían los minerales había mucha gente joven que apestaba a axila sudada sin desodorante. Al igual que en el resto de Europa, aquí parece haber mas gente sucia que en México y Estados Unidos, pero la gran mayoría de los alemanes son limpios, y las calles allá son de las más limpias que he visto.

Junio 24: Al haber visto ya todo lo que podía ver en Múnich, vi la opción de ir a Innsbruck o a Salzburgo. Se me hacía más atractivo Salzburgo, pero decidí que fuera Innsbruck al ser la ciudad más alejada de Viena. Cuando haya manera de ir a Viena va a ser mucho más fácil ver todas o casi todas las ciudades y pueblos en Austria saliendo de ida y vuelta desde Viena. El Flixbus fue una opción barata, y de pésimo servicio al estar cambie y cambie los horarios y el lugar de salida constantemente, pero después de un buen retraso salió el autobús: 















El regreso fue de más de una hora de retraso. Afortunadamente, al ser la recogida en una gasolinera, ahí me iban avisando por mensaje de texto. Cuando llegó el autobús el chofer me dijo en italiano: Documento di identità. Entendí que quería una identificación y me dejó entrar al enseñarle mi pasaporte y el boleto. Parece ser que el autobús venia desde Venecia. Una mujer que venía a lado me decía que era de Bolzano, Italia. Me explicó que en esa región se habla alemán porque era una parte de Austria que Hitler cedió a Mussolini.

Al volver a entrar a Alemania nos entretuvieron otra hora porque al parecer venían personas indocumentadas del norte de África. No estoy seguro si los dejaron volverse a subir o no. Estos controles migratorios se supone que fueron porque cerquita de ahí estaba una cumbre de líderes, creo que del G7. Entre los que estaban ahí eran Biden y Merkel. De esto me enteré al día siguiente, junio 25 que fui al tour por Neuschwanstein y Linderhof.

Fue un día de pocas fotos, y de mucho estrés dentro de estos castillos, pero a la vez fueron de las mejores fotos de todo el viaje. Tanto en Neuschwanstein como en Linderhof están prohibidas las fotos por dentro disque por cuestiones de logística en los tours guiados. Al entrar al Neuschwanstein me fui al final de la fila. Vi que no había vigilancia, posiblemente ni siquiera cámaras. Discretamente tomé fotos. Al subir un piso arriba tenía el celular afuera. Creo que un guardia pidió no tomar fotos. En un salón que fue una copia mejorada del castillo Wartburg (que visité el segundo día del viaje) aparece el guardia. Me pescó a mí y a dos americanos y nos dijo que borráramos las fotos. Lentamente borré las fotos que menos me gustaron y dejé que viera que lo estaba haciendo, aunque el guardia se fijó más en los americanos. Afortunadamente no quedaba más que bajar escaleras y creo que ver una cocina y una tienda de regalos. Ya de regreso en el camión del tour me dijo uno de los americanos que checara en el teléfono las fotos recién borradas para recuperarlas. No se me había ocurrido pero funcionó:

























En el camino a Linderhof pasamos por Oberammergau, donde vimos la casa de Hansel y Gretel:

Justo antes de llegar a la entrada del Linderhof, hay un cuarto árabe al que sólo te puedes asomar:




El Palacio Linderhof tenía espacios más reducidos. Al igual que en el Neuschwanstein, fuimos varios los que tomamos fotos por dentro. Afortunadamente en el piso de arriba que fue donde estaban los cuartos más bonitos no tenían vigilancia:












Estas fueron unas últimas fotos de Múnich de noche:











Junio 26: Ida a Stuttgart: aquí no hay mucho que ver, creo yo. Casi todo está en los alrededores. Empecé con el Schloss Solitude. No dejaban tomar fotos y éramos pocos los que íbamos con la guía como para poder tomar algunas fotos sin que se diera cuenta, y aunque me gustó, no era tan atractivo por dentro como el Linderhof o el Neuschwanstein: 


Un Uber me llevó de ahí hasta Ludwigsburg, donde tienen un palacio con el mismo nombre. Solo tenían la opción de tours guiados y no se podían tomar fotos, pero el guía se hizo de la vista gorda y dejó que todos las tomáramos sin decir nada:











Quedó tiempo de ir a conocer esta iglesia de regreso en Stuttgart:

Junio 27: Tenía la opción de ir al Schoss Hohenzollern o a Friburgo. Además de que en el Hohenzollern no dejan tomar fotos, era más caro. Decidí ir mejor a Friburgo porque tanto a mi papá como a mi hermana les encantó:









Llegué de regreso a Stuttgart a lavar ropa por segunda vez en este viaje.

Junio 28: Ida a Ulm y Rastatt: La ida a Ulm fue para ver la biblioteca del Kloster Wiblingen. También tenían una iglesia a lado:


Luego en Rastatt fui al Residenzschloss. El plan era ver también en Schloss Favorite, pero algo con lo que no cuentas es que muchas veces solo hay tours guiados y solo puedes tomarlos a ciertas horas. Va a quedar pendiente para cuando haya oportunidad de regresar. Esto es lo que vi:








Por segunda vez fui a un restaurante normal en Alemania. Me refiero a uno que no sea de cadenas americanas: 


El Five Guys fue el lugar donde fui a cenar más de la mitad de las veces. 

El país funciona muy bien, y veo pocas cosas en las que puede mejorar, pero aquí la gente vive estresada. Por lo que me platicaron algunos hispanohablantes y porque creo haber visto la mayor cantidad de fumadores per cápita entre los 18 países que he visitado, me imagino que ante lo disciplinados que son en general los alemanes y siendo país de primer mundo, la sociedad tiene expectativas tan altas que la gente se estresa mucho.

Esta mañana del 29 de junio aproveché para ver el Altes Schloss en Stuttgart antes de volar a Venecia:








Llegando a Venecia no hay mejor manera de empezar que con comida italiana autentica. Con muy pocas excepciones, cené lasaña (siempre hecha con carne molida de res y no de cerdo), pizza, o quesos italianos:









Fue un problemón en el hotel Mercure Venezia Marghera. Las tarifas eran razonables, pero la temperatura del clima la controlan ellos desde la recepción. Supuestamente no podían bajar la temperatura de 25°C (77°F). Me ofrecieron un cuarto que estaba a 24°C. Varias veces tuve que regresar en las noches a que le bajaran de 25°C o 26°C grados a lo más que se pudiera.

Con la humedad de Venecia el cuarto parecía una sauna. Los frentes fríos que hacían que cualquier onda de calor no durara más de 1 o dos días en Alemania parecían no cruzar los Alpes hacia Italia, porque todos los días hizo calor, y además estaba húmedo. Calculo haber tomado hasta más de cinco litros de agua y coca zero (jamás compro coca más que cuando salgo a comer o cenar fuera). Para aliviar el calor, casi a diario probé el famoso Gelato, con sabores desde el melón, stracciatella, manzana, fresa, vainilla, unicornio, y distintas formas de chocolate. Casi todos los días probé los sabores de melón y algo que trajera chocolate.

Junio 30: para ir a la zona turística de Venecia hay que agarrar un camión y sacar pases para taxis que te lleven por los canales. Aprendí desde la noche anterior que para sacar una ruta de camino en Google Maps hay que especificar que no quieres cruzar por canales de agua. Algunos canales de agua sólo abren a ciertas horas y algunos al ser privados cobran dos euros a los turistas, y una tarifa menor a residentes. Pude visitar estos lugares, y otras iglesias que estaban en el camino: el Palacio Ducal, el Puente Rialto, la Basílica de San Marcos, Gallerie dell’Academia, Scuola Grande di San Rocco, Museo Correr, Mocenigo Palace-Museum, Ca' Rezzonico y la isla de Burano:











































El primero de julio tomé un tour de ida y vuelta a Cortina d’Ampezzo para conocer las Dolomitas (parte de los Alpes italianos). Fue la unica parte del viaje donde la temperatura estaba agradable:
















De regreso llegué a cenar a Venecia antes de ir al hotel:



2 de julio: ida a Padua: Ver los restos de San Antonio de Padua no fue lo más atractivo de la basílica, pero la iglesia en verdad vale la pena visitarla, entre otras cosas que hay que ver:
















De regreso me tocó alcanzar a pasearme y conocer más iglesias antes de cenar en Venecia:












3 de julio: Ida a Verona: esta es una ciudad de pocos museos. Fue hecha para ver sus colores de tonos rojos, amarillos y naranjas al pasear por sus calles:



























Al regresar a Venecia pude ver que por fin abrió sus puertas el Teatro La Fenice. Antes lo tenían cerrado para eventos privados:








4 de julio: Ida a Milán: al llegar aquí no puede faltar el Duomo y la Galleria Vittorio Emmanuele entre otros museos menores. Había mucha bruma y las mejores fotos del famoso Duomo iban a salir varios días después:





















5 de julio: Paseo por Milán. Estos lugaros son Teatro alla Scala, el Palacio Real de Milán (no lo recomiendo), la Galería de Arte Moderno y Gallerie d’Italia: 























Aquí en esta iglesia de Santa Maria delle Grazie hay que pagar como 30 euros para ver la pintura de la última cena. Al ser pintura y no fresco, es difícil restaurarla. Esta actividad cultural fue muy cara:






En la estación Cadorna puedes agarrar el metro que te lleva al mol que tiene un Carrefour gigante. Aquí encontré las sopas Knorr de champiñones y papa que solo venden en Italia (y posiblemente en San Marino). Aquí también tenían mucha variedad de dulces y chocolates que a veces no encuentras en súperes chicos:


Esa noche aproveché para tomar más fotos en el Duomo y la Galeria Vittorio Emmanuelle:







6 de julio: casi todo lo que quería ver en Milán quedó palomeado. Dos días antes vi la opción de visitar el Lago Como, que incluía también Bellagio y Lugano, Suiza. Como Lugano parece ser la única zona que vale la pena visitar al sur de los Alpes suizos y está relativamente alejada de otras partes de Suiza que quiero conocer en un futuro no lo pensé dos veces:




































7 de julio: Ida y vuelta a Génova: esta ciudad es un lugar especial para mí. Fue aquí donde aterrizó un avión que rentó Omnilife y donde mis papás me llevaron a un crucero por mis quince años. Por un retraso el avión llegó de noche y del aeropuerto fuimos directo al crucero sin conocer la ciudad. Casi 22 años después esto fue lo que vi:




































































8 de julio: Ida a Turín: Quedaron algunos lugares por ver en Milán, pero no había manera de verlos porque estaban cerrados en los días que estuve ahí. Yo sin saberlo, iba a regresar a verlos en unos días. Empecé viendo una iglesia, un museo egipcio y varios palacios reales:



























Yo sin saberlo pasé cerca de la Sábana Santa, que estaba resguardada por aquí:



En la parte de atrás está la iglesia, y más adelante donde tomé esta foto de arriba llegas a una sección de pinturas:



Creo que en casi cualquier ciudad en Europa nunca faltan iglesias o museos por ver:


















9 de julio: tomé un camión que te lleva a un pueblo que se llama La Mandria, donde hay dos palacios. Primero te exigían ir a uno que está a unos tres kilómetros caminando antes de regresar al palacio principal:



















Terminé de ver Turín esa tarde: 














10 de julio: visité dos palacios en las afueras de Turín antes de regresar esa tarde a ver lo que faltó de Milán: 




























11 de julio: ida a Florencia. Por última vez en este viaje llegué a lavar ropa. Pude pasearme un rato por ahí después de terminar con la lavada y secada de ropa: 












12 de julio: Este día fue el día en que más fotos tomé en un mismo día. Parte de esto fue porque hice una reserva para empezar en la Galería Uffizi a las 8:15 de la mañana, justo a la hora que abre al público. No es la gran cosa como me imaginaba, pero valió la pena. Tanto en este lugar como en la Galería de la Academia había horas de fila, por lo que conviene reservar boletos con tiempo. Por primera vez vi que vendían nieve de pimienta que no probé. Lo que más me gusto fue el Palazzo Pitti:











































































13 de julio: este día empecé yendo al museo Stibbert. Me gustó ver armaduras y cuartos barrocos. Al editar fotos me tocó ver muchas caras feas ocultas, y al conocer la historia del señor, preferí borrar todas las fotos de ese lugar.

Había empacado dos shorts. Unos que me quedaban algo apretados y otros que me quedaban a gusto. Los shorts que mejor que quedaban empezaban a caerse. Empecé a usar los más apretados, pero a pesar de estar tragando como cerdo eran más las calorías quemadas por la caminada, y ya estaba cansado de estarme subiendo los shorts todo el tiempo. En un H&M conseguí unos que me quedaron sin caerse a unos 15 euros. Estos son los otros lugares que vi:







































14 de julio: este día iba a ser para ver lo que faltara de Florencia, pero al terminar antes de lo previsto, fui a Parma a comprar queso parmesano y a Bolonia, a probar espagueti a la boloñesa.

Para mis sorpresa, el queso parmesano no sabe como el disque queso parmesano natural que venden en las Américas. Sabe mucho mejor el queso parmesano de mentiras que venden en Estados Unidos y México. Tampoco sabía que el queso parmesano autentico lo venden también en el Costco de Estados Unidos. No supe de eso hasta el mes siguiente que regresé a Dallas. El queso parmesano auténtico viene etiquetado como Parmigiano-Reggiano. Esto es Parma:












Para mi otra sorpresa, parece que el espagueti a la boloñesa no existe, pero la lasaña a la boloñesa la vendían en todos lados. Pude encontrar un lugar donde la tenían con carne de res y no de puerco. Esto es Bolonia: 







No podía faltar ver Florencia de noche al regresar:







15 de julio: ida y vuelta a Pisa: fuera de que esta ciudad es más que la pura torre, no se necesita más explicación:

























16 de julio: Este fue un tour de ida y vuelta a Cinque Terre. Esta fue una visita tomando un tren desde La Spezia a los pueblos de Manarola, Corniglia, Vernazza, Monterosso y Riomaggiore:











Es difícil ver toda la ciudad de Florencia de noche en una misma noche. Aquí están otras fotos que tomé al regresar de Cinque Terre:







17 de julio: ida y vuelta a Siena: esta ciudad está en desniveles. Hay que subir y bajar para ver distintas partes. En una de las iglesias tienen la cabeza de Santa Catalina de Siena:































18 de julio: tren a Nápoles: fueron unas tres horas de camino. llegué directo al hotel a dejar maletas para de ahí ir a la Galería Capodimonte:





















Me trajo buenos recuerdos el ver pinturas que dos años antes vi en el museo Kimbell de Fort Worth como una exposición temporal. Por la iluminación que había, salieron mejor las fotos de algunas de estas pinturas en Fort Worth que acá en Nápoles, a pesar de tener un celular más reciente con una mejor cámara. Al ya no haber prisa después de ver el museo, me fui caminando al centro y luego al hotel. Fue sorprendente el ver a mucha gente en moto. Lo más impactante fue el ver a una mujer con varios niños, unos perros y el mandado en una misma moto. En el camino hubo varias paradas obligadas antes de llegar al hotel. En una de las iglesias tenían el cuerpo incorrupto de un beato, pero no me acuerdo de su nombre. También me di cuenta de que la pizza de 4 quesos no lleva salsa de tomate. Creo que saqué de onda a los meseros cuando después de esa vez llegué a preguntarles si podía pedir esta pizza con salsa de tomate, y siempre dijeron que sí:























19 de julio: este día tome un tour por la costa Amalfi, que incluyó los pueblos de Sorrento, Positano, Amalfi y Ravello:













Esa tarde quedó tiempo para ver el Palacio Real de Nápoles y también para caminar ahí cerca:














En Sorrento había encontrado la crema di meloncello:

Probé tantito esa noche para dejarlo en el refri y tomar más al día siguiente. Estaba tan bueno que la mañana siguiente me lo tomé con el desayuno. Esto fue porque no sabía si me iba a hacer una reacción que no me dejara dormir. Me supo como a nieve de melón de la Sultana con algo de vodka. Esa mañana del 20 de julio sudé más que otros días, pero fue un sudor feliz. No batallé para saber a dónde ir con Google Maps y las fotos salieron igual de buenas que antes:






















21 de julio: tour a Capri y Anacapri. La isla se llama Capri, al igual que el pueblo que está en el puerto a unos 45 minutos en barco desde Nápoles. El pueblo que está arriba en lo alto se llama Anacapri. Como había palomeado casi todo lo que había por ver en Nápoles, quise ir a la cueva azul y ver lo demás que se atravesara:










22 de julio: ida a Pompeya y Caserta: Nunca he querido realmente ir a Pompeya, pero en su momento pensé en que esta era una actividad cultural importante:





Este museo está entre Pompeya y Nápoles, no lo recomiendo:


Llegando a Nápoles tome el tren a Caserta. Creo que es el palacio más grande en cuanto a su volumen. Hubo frescos y cuartos que me gustaron, pero terminé borrando algunas fotos al ver cosas feas ocultas en algunos lugares. Me quedo con lo bueno:
















Al regresar a la estación de Nápoles me tocó un taxista bandido. De esos que dicen que aceptan tarjeta pero con comisión, y luego con efectivo no tenía cambio. En varias partes de Italia me tocaron taxistas que hacían este tipo de jugadas, pero aquí en Nápoles y en Palermo fue donde más me tocó. Me gustó tanto ver estos lugares que se me pasó el coraje:


















Fui caminando de regreso y de bajada al hotel. Entre algunas calles crecían uvas como si fueran hierbas:


23 de julio: estuve en el aeropuerto a las 4:00 de la mañana para volar a Palermo. Dos horas antes del vuelo y todavía no tenían gente en el mostrador y fui el primero en formarme. El vuelo salió a tiempo y tuve todo el día para ver Palermo. El taxista que me llevó al hotel que disque aceptaba tarjeta me llevó directo al cajero. Otro coraje con un taxista, pero fuera de eso y de que ese día me empezó a doler la espalda al caminar, lo demás valió la pena:








































Tuve suerte esa noche porque un museo de la catedral abría sólo los sábados en la noche. Ese día fue sábado y valió la pena tomar fotos de noche no solo por fuera sino también por dentro:
















24 de julio: este día pude encontrar una misa. Curiosamente el padre que me guió para ir a su iglesia hablaba español y no inglés:


De ahí me fui a Monreale en taxi y luego a un super gigante para traer más dulces:














Esa fue la tarde donde decidí no buscar más qué hacer. Decidí cenar a las 3:00 de la tarde e irme a dormir unas horas después para prepararme para la desmañanada al día siguiente. Fue la única tarde en la que descansé en todo el viaje. Al estar acostado no me dolía la espalda.

El 25 de julio el vuelo salía a las 6:00 de la mañana para hacer una conexión en Roma antes de ir a Dallas. Antes del viaje acepté una oferta para ir en “premium economy” con American. Al tomar en cuenta que incluía dos maletas en vez de una sola, la diferencia en el costo extra fue comparable al costo de una noche de hotel. En parte fue porque American Airlines tiene los asientos más incómodos en clase económica. En los vuelos largos, terminan doliendo las nalgas. Iba a venirme bien un asiento más amplio por el dolor de espalda que ya llevaba dos días. 

El plan era estar en el aeropuerto para las 4:00 AM, pero me decían en el hotel que no necesitaba llegar tan temprano. Me di un susto cuádruple esa mañana. Sólo me quedaba el efectivo suficiente para pagarle al taxista. Por precaución pedí que el taxi que me llevara aceptara tarjeta. Al tratar de hacer el pago de las dos noches al querer salir del hotel no me aceptaba ni la tarjeta de crédito ni la de débito. Esto era a pesar de que el hotel debía tener la tarjeta en el sistema, porque con una de ellas hice la reservación. El encargado disque no podía hacerme el cargo en la tarjeta con la que reservé. Ese fue mi primer susto. Afortunadamente tenía la cantidad justa que debía pagar en efectivo. Al llegar el taxi quise asegurarme de que le funcionara la terminal por cualquier cosa y resulta que tampoco "pasaba" la tarjeta. Creo yo que el taxi era otro bandido que prefería efectivo. Ese fue el segundo susto. El taxi me llevó a un cajero y saqué suficiente efectivo para pagarle. 

Al llegar al aeropuerto como a las 4:15 de la mañana vi una fila que parecía interminable. Lo peor de todo es que pasaron unos diez minutos y no avanzaba. Ese fue el tercer susto. Vi que a lado estaba la fila para premium economy, ejecutiva (business) y primera clase. Este vuelo lo reservé con American Airlines, y me incluía esta conexión entre Palermo y Roma con Italia Trasporto Aereo. Sin saber si reconocerían que cambié a un asiento un poco más caro en el siguiente vuelo me formé en esa fila. Me atendió una española que no me pudo imprimir el boleto entre Roma y Dallas, probablemente porque esta aerolínea no tiene convenios con American, pero pude conseguir el boleto para irme en el primer vuelo sin más contratiempos y sin cargos por la segunda maleta. Afortunadamente no me dijo que me regresara a la otra fila porque no había premium economy en el vuelo corto entre Palermo y Roma.

Estuve un buen rato en el aeropuerto de Roma y pude comprobar que la tarjeta funcionaba sin ningún problema al comprar unas cosas de último momento. Cuando llegaron las que iban a atender el abordaje del vuelo a Dallas me acerqué para pedir el boleto. “¿Tu apellido es Villarreal González?” Me preguntó una de ellas. Me dio el boleto, y vi que tenía las cuatro eses (SSSS). He leído historias de terror de cómo te marcan para una revisión más exhaustiva y que puede quedar en tu registro por siempre. Al ver eso le dije que sí soy yo. Luego me dijo: “Creo que estás en la lista de upgrades a clase ejecutiva.” Me preguntó que qué asiento prefería y escogí uno con vista donde casi no fuera a dar el sol, del lado derecho con ventana. El nuevo pase también tenía las cuatro eses. Ese fue el cuarto susto, pero al ir abordando afortunadamente solo nos pidieron a varios de nosotros hacer una segunda revisión del equipaje de mano. Duró menos de un minuto y hasta la fecha no me han vuelto a salir esas eses desde ese entonces. Este fue el feliz regreso de Roma a Dallas:












Me vino bastante bien porque tardé unas dos semanas en que se me fuera quitando el dolor de espalda. Durante el regreso no me dolió para nada y el asiento estuvo mucho más cómodo. Por más que disfruté casi toda la comida y el asiento, jamás pagaría de dos a siete veces más el costo de un boleto de avión por ir más cómodo unas cuantas horas. En algunos casos estos asientos en vuelos redondos pueden costar más de lo que pagué por todo el viaje de estos dos meses.

Vine a recoger unos encargos en Dallas, donde dormí una noche antes de regresar a Monterrey unos días:

El dolor del pie duró poco con un obligado descanso. Queda pendiente contar los días que pase en México.

Hasta donde sé, son pocos los que por accidente llegan a leer mi blog. ¿Porqué tanto trabajo de selección entre unas quince mil fotos tomadas con el celular y edición y selección de más de ocho mil fotos de estas si nadie lee? No me pagan por esto pero son recuerdos personales que espero que estén accesibles por si algún día empiezo a olvidar algunas cosas, o por si quiero recordar estos anécdotas muchos años después. Si por accidente llegaste hasta aquí, ya sea que nos conozcamos o no, espero que disfrutes ver estos recuerdos tanto como yo. En estos tiempos tan turbulentos, para esto es una manera de escapar un rato de los problemas de una manera sana.