lunes, abril 16, 2018

Rusia Occidental: Viaje a San Petersburgo y Moscú



Siendo maestro mexicano en Estados Unidos y teniendo una semana de vacaciones de Spring Break, Rusia era el único país que podía visitar en ese tiempo. Los vuelos estaban más baratos que en otras partes de Europa y los hoteles estaban a unos 40 dólares la noche. Armé lo que pareció ser un itinerario completo en San Petersburgo y Moscú. Todo empezó hace unos diez meses. Después de haber ido al museo Louvre en París me puse a pensar si habría otros museos del mismo calibre, y buscando en Google me topé con El Ermitage en San Petersburgo, pero no se me ocurrió que fuera factible ir hasta allá, hasta que al checar los precios en noviembre pasado empezó a latirme la idea de ir. Conozco a muy poca gente que haya ido a Rusia, pero todos los que han ido me han dicho que les encantó. 


Fui a Any Seasons Travel en Odessa, Texas. Les dije lo que necesitaba y ellos se hicieron cargo de todo. El proceso es algo tedioso, largo, raro y confuso, pero una vez que queda todo listo todo debe salir bien.


Volé de Midland a Dallas, de Dallas a Londres, y de Londres a San Petersburgo. Fuera de que mi maleta que no llegó, todo lo demás fue bien. La tarde que llegué fui al único museo que cierra tarde: el Faberg
é:









Por no tener maleta, tuve que comprar algo de ropa y desodorante. El primer día fui a varios lugares, empezando por la catedral de San Isaac:












Conviene comprar el boleto extra para subir a la parte de arriba y ver San Petersburgo como se ve arriba. Después de ahí caminé hasta el Palacio Stróganov:






Luego el Museo Estatal Ruso:








El Castillo Mijáilovsky (El  Castillo de San Miguel):











La Iglesia Del Salvador Sobre La Sangre Derramada:










El Palacio de Mármol:




Quise dedicar casi todo el segundo día al museo que me hizo venir a Rusia: El Ermitage:
































Y después de unas cinco horas me tardé una media hora caminando a la Catedral de Pedro y Pablo:





Para el tercer y ultimo día en San Petersburgo fui hasta Pushkin (una ciudad en las afueras de San Petersburgo) a ver el Palacio de Catalina y el de Pávlovsk, empezando por el de Catalina:


















Y al Palacio que casi nadie visita, el de Pávlovsk:








Uber tardó una hora más o menos en llevarme hasta el Peterhof. Está prohibido tomar fotos por dentro supuestamente, pero al ver que los turistas estaban tomando fotos con el celular y que nadie les decía nada dije: ¡pues yo también! Gracias a eso me di cuenta al regresar que el celular (Google Phone 2) normalmente toma mejores fotos interiores que la cámara que traía. El único problema que tuve es que las viejitas que estban cuidando cada cuarto me dijeron que podia caminar despacio si quería pero sin detenerme, o al menos eso entendí con el inglés mocho que tenían. De lo que mis ojos apenas pudieron ver por las prisas de estas viejas, de este palacio que se hizo para verse mejor que el de Versalles en Francia, me pude quedar con estos recuerdos permantentes:














No creo haber visto cuartos reales más padres, aunque por fuera está mucho mejor el Palacio de Versalles:



El tren a Moscú tardó casi cuatro horas. El paisaje rural de Rusia occidental estaba bruto, esto a pesar de que muchos árboles estaban con las hojas caídas. Los pinos y el suelo cubierto con nieve hacían que pareciera una postal navideña. Por dentro, ni el tren Eurostar que conecta París y Londres estaba tan moderno:


Junto al hotel donde me hospedé en Moscú descubrí Izmáilovo, una especie de castillo hecho de madera con tiendas y un museo con exhibiciones temporales:







Lo único que no me gustó de Moscú fue el tráfico, no se si estaba peor que en el DF o Monterrey. Estando ya cerca de la Plaza Roja en lo que el carro no se movía tuve chansa de tomar esta foto, que como probablemente habría pensado Chespirito si todavía viviera: “Imagínate Zacatecas pero estilo ruso:”


Después de una hora en el Uber llegué a la Plaza Roja y a ver la catedral de San Basilio, que aunque eran las 4:32 de la tarde, era muy tarde para entrar porque cerraba a las 5:00: 








Junto a la Plaza roja está el ГУМ (GUM), un mol estilo antiguo, pero a la vez moderno por dentro:



Me encantó esta tienda de abarrotes, enfocada en comida internacional chatarra, pastelería y licores:















De lo que no vi fueron cosas como champú, jabones y desodorantes. Estas fotos fueron tomadas de noche, empezando por el Kremlin, del otro lado de la Plaza Roja:






El quinto y último día fui al Kremlin (el equivalente ruso a Los Pinos en M
éxico o la Casa Blanca en Estados Unidos), que incluye estas Iglesias:

















Siento tener que haber roto las reglas y haber tomado fotos por dentro sin permiso. Soy ese tipo de persona que le molesta seguir reglas absurdas que al infringirlas no causan daño a nadie ni a nada. Estas fotos fueron sin flash por supuesto:










Putin no me invitó a su casa, pero creo que aquí vive:


La Catedral de San Basilio está bruta por fuera, aunque no tanto por dentro:







Llegué con luz de día al hotel para cenar, porque tenía que salir al aeropuerto a las 2:00 de la mañana para agarrar el vuelo de las 5:40. Con antojo de pizza (no, jamás probe comida rusa, fuera de dulces y chocolates) encontré este platillo del que no recuerdo el nombre. Por la foto parecía pizza, pero tenía otro nombre. Al preguntarle a la mesera, me dijo con su inglés mocho que efectivamente era una pizza. Era justo lo que buscaba: mucho queso y una base de harina delgada y algo crujiente. Nada más faltó la salsa Ragú:


Buscando gastar los últimos billetes rusos le eché un vistazo a la tienda de regalos para llevar a la casa de mis papás (¿o podría todavía decir “mi casa” si ya no vivo con ellos?)


Después de unas tres o cuatro horas de sueño me preparé para salir al aeropuerto:



No he visto un aeropuerto más moderno. 


La mayoría de los rusos no van a sonreir de la nada nada más al verte, pero aún así casi todos fueron bastante amables aunque no hablaran inglés. Dos de unos siete conductors Uber que hablaban algo de inglés me platicaron de política (sin preguntarles yo nada), y me contaban como tienen un gobierno corrupto. Me da lástima ver que se sientan así, aún tomando en cuenta que dos personas no reperesentan a todo el país. Siendo los rusos tan buenas gentes me duele escuchar las noticias, porque no creo que el pueblo ruso lo merezca. Si esos dos conductors Uber con los que hablé tienen razón, puede ser buen momento para visitor Rusia y apoyar a los pequeños negocios cuando se pueda.


Espero que sin importar los líderes políticos que tengamos en un futuro, que las relaciones entre Rusia, México, EU, y el resto del mundo vuelvan a la normalidad, en un ambiente donde haya honestidad de manera recíproca, por el bien de todos. Hasta ahorita creo que ha sido la parte de Europa que más me ha gustado. No sé si va a ser en unos siete años o en unos treinta ya que me jubile, pero algún día tendré que regresar.