jueves, enero 25, 2024

The Declining Quality of Hershey's and Google Maps

Hershey's and Google Maps are completely unrelated, but just like the Butterfinger, some products or services are not as good as they used to be. I'll start with Hershey's.

Some of us may remember how good the Hershey's Cookies and Creme and Hugs chocolates had excellent white chocolate. A few years ago I noticed that their Cookies and Creme chocolates barely tasted OK. Have my taste buds changed? Am I a pickier eater now? That's what I thought.

Just over a year ago, when I had my first large family reunion after a three-year COVID hiatus, I offered Hershey's Hugs for a Christmas family reunion (as I've done for a while) and noticed a different taste. I checked the ingredients and the label and noticed that milk chocolate was now hugged in white creme instead of white chocolate. That white creme is made with vegetable oils such as palm oil. While the picture that is shown below shows Cookies and Creme chocolate, the ingredients of Hugs' white creme are either the same or very similar to what is shown here:

When I visited Toronto last year, I saw what appeared to be the same Hershey's Cookies and Creme as the ones found in the US, but I noticed that the main fat ingredient was cocoa butter instead of other vegetable oils as they have in the US and Mexico: 

I decided to try them and they seemed to taste just like they did when I was younger. 

This company used to sell their white chocolate using trans fats in Mexico. While these are still allowed in Mexico, they now need to be labeled as such, so that people can actually easily see that. Fortunately, Hershey's Mexico no longer adds trans fats to their products. 

I've visited Hershey, PA, and after learning about the The M.S. Hershey Foundation in one of their tours, I've had great opinions about their foundation. But despite this, I don't believe Milton Hershey would've been satisfied with using cheaper lower quality ingredients.

Now I'll talk about Google Maps. I paid for my first intercontinental trip in 2016. In order to plan for this trip, I started asking friends and family members for tips. While I would've done a much better job in planning the same trip now, it was still worth it:

About two years later I accidentally discovered Lonely Planet travel guides in a Barnes & Noble's bookstore. This was perhaps because I did not know anyone who had been to Russia that I would trust to help me plan a trip over there in 2018.

I don't remember how this happened, but I also accidentally discovered that Google Maps and Google would show you all top attractions in a city by simply typing something such as: "things to do in Cincinnati." This made it really easy to check pictures of a place. If it felt like it was worth it, you could just click "save" and the place was saved on your maps. As many places show their opening hours, it was also easy to set up an itinerary, even with some places that are not shown in the Lonely Planet guides. This makes it easy to find hidden treasures, especially those that are not on the average tourist's radar such as these ones:


Now it's not that simple. You can still search for things to do in any particular city, but the number of results that are shown is now limited. You now need to look for certain things separately. I now have to search for palaces, museums, and churches separately. Some of these places will not show up by simply searching for things to do, and some others are not top-notch attractions. This process now takes longer, and I might miss some nice squares, parks, streets, or neighborhoods. 

While I must say that Google Fi has made it easy to use US data abroad without any roaming charges, I completely rely on their parent company's maps for directions. 

Google Maps looks great on my computer:

But not on my phone. Old places that were saved when I was simply looking for things to do in different cities are not always visible on my phone. Only the yellow icons (known as starred places) are automatically shown on my phone. I now have to look for blue and green icons (known as travel plans and want to go respectively). Only one kind of colored icon is shown at the same time:

This is not just more complicated because of the extra clicks, it is no longer feasible to label higher priority places in one color, or places that open on Mondays (when a lot of places are closed) in a different color.

Just like the Costco item that disappears without warning, so did the original Butterfinger, the chewy flavored life savers with a juicy center, and the ease of using some Google Maps features. And just as some Costco items sometimes come back, maybe some cool features will return to Google and Google Maps. Maybe some good old flavors will return. Only time will tell. 

martes, enero 16, 2024

Viaje a Japón

Siendo Europa y el follaje de otoño los viajes que más disfruto, el visitar Japón nunca estuvo en mis planes hasta que en algún artículo o anuncio en redes sociales descubrí que existe el museo Teamlab Borderless. Los planes para ir a ver este museo más lo que se atravesara fue lo que me hizo programar este viaje. Sin conocer las ventajas que ofrecía Google Maps (que ya no es tan fácil usarlo como antes y más delante explicaré por qué), en 2019 hice un itinerario con una guía de Lonely Planet para ver Tokio y con las recomendaciones de unos amigos españoles, también Kioto. Creía yo que todo pintaba para ser un viaje excelente hasta que llegó el coronavirus. A finales de febrero de 2020 me empiezan a llegar correos del Teamlab Borderless y el Teamlab Planets diciéndome que se cerraban por esta nueva pandemia. Siendo Japón, seguramente quedarían cosas por hacer, ¿no? Pues sí, pero los pocos museos que requieren reservación también empezaron a cerrar. Empezaba a verse un poco caro ir sólo a caminar y se tuvo que posponer el viaje. Sin pensarlo en ese entonces, iba a ser mejor ir a finales de noviembre, pero del año 2023, casi cuatro años después.

Uno que es maestro soltero en Estados Unidos puede viajar un poco más que los maestros que tienen una familia, pero llega un punto en el que empiezan a hacerse polvo los ahorros. Los vuelos estaban unos 400 dólares más caros y para mi ya era mucha lana, pero gracias a las tarjetas de American Airlines, pude sacar millas para pagar el vuelo que estaba a un super buen precio desde enero de 2023. Al igual que como iba a hacerlo en Spring Break del 2020, pedí el día antes de vacaciones, pero esta vez fue el día antes de vacaciones del Día de Acción de Gracias.


El viernes 17 de noviembre salió el vuelo de Japan Airlines cerca de las 11:00 de la mañana. El olor dentro del avión fue lo único que no me gustó, pero el servicio fue excelente. Algunas cosas sabían a rayos, pero esta primera comida se veía artística (lo mejor fue la nieve Blue Bell):





Después de un pan de harina de almendra y unas botanas dulces y saladas que podíamos agarrar si queríamos, fue sorprendente que nos dieran picadillo Tex-Mex:





Siendo un vuelo de día, llegamos el sábado 18 cerca de las 4:00 de la tarde. Gracias a que Youtube sabía acerca de mi viaje, pude averiguar qué hacer para no agarrar un taxi carísimo y cómo usar el transporte público. Al llegar al aeropuerto, después de recoger maletas, pasar por imigración y aduanas hay un banco para cambiar dólares por yenes. Luego hay que sacar la famosa tarjeta Suica para poder usarla como tarjeta de débito en el transporte público. Luego había que ir por el pase para que se activara a partir del día siguiente. Como no hay Uber, uno de los videos hablaba de unos autobuses que hacen una ruta y dejan a las personas cerca del hotel. Los taxis son carísimos. Me decían que no había autobuses que me llevaran cerca del hotel y me mandaron al metro hasta la estación ShimbasiEl sol en esas fechas se mete antes de las 5:00 de la tarde y pude ver que ya era de noche. Al llegar a esta estación pude ver que era una estación subterránea pero con zonas de acceso al aire libre. Era un lugar enorme y Google Maps no me decía donde estaba la salida que me llevara al hotel. Después de unos 15 minutos de estar dando vueltas encontré una salida que me llevara a la calle donde ya Google Maps me decía cómo llegar al hotel. El plan era ir a salir esa noche a ver Kabukichō, pero al llevar más de 24 horas despierto, el alcohol que venía en una soda de manzana que me ofrecieron como bebida de bienvenida fue suficiente para irme directo a dormir.


Esto fue parte de lo que vi el domingo 19, un día dedicado a los museos: Amanecí con algo de dolor de garganta. Creí que iba a ser una simple gripa, pero no fue así. Afortunadamente no me detuvo durante casi todo el viaje. Empezando el dia con un museo de arte europeo. Lo descubrí por casualidad y estaba junto a otro museo que estaba a unos 10 minutos caminando:







Este fue el museo que estaba cerca del museo de arte occidental:







Esta fue la iglesia católica que encontré con misa principalmente en inglés (ofrece también en otros idiomas incluyendo en español):




Después fui a Kabukichō y Shibuya:





Por último fui al museo Artizon antes de ir a cenar al Shake Shack y regresar a Kabukichō y Shibuya para verlos de noche:




















Varias personas me criticaron el hecho de no probar la comida local. Si esta gente entendiera que me da nauseas casi toda la comida que no me gusta me entenderían. 


Era lunes 20 de noviembre y creo que iba bajando el dolor de garganta, pero me empezó a escurrir la nariz. Tenía la idea de que ir a la Tokyo Tower iba a ser una visita rápida, pero después de ver estas increíbles vistas me entretuve comprando souvenirs y algo de golosinas. De ahí me fui caminando al templo Zōjō-ji:









Tuve la mala suerte de que cerró el Teamblab Borderless porque lo estaban reconstruyendo para estar listo hasta febrero de 2024. La segunda opción era el Teamblab Planets que va a seguir abierto hasta el 2027. Ir a cualquiera de los dos requiere reservar boletos:









Quedó tiempo para ver el Centro Nacional de Arte y después el Museo Mori. Aunque el Mori no vale tanto la pena como museo, creo que si hubiera ido más temprano con más luz habría tenido vistas excelentes:












El martes 21 de noviembre estaban cerrados casi todos los museos. En Disney no aplica esto y creo que tiene algo de arquitectura que vale la pena comparar con otros parques. Además tienen el show de cohetes. Eran tanto los mocos, el cansancio inusual y el dolor de cabeza que después de pasar un ratito en el Disneyland me pase al Disneysea para tratar de verlo tan rápido como se pudiera. No me quise subir a ningún juego más que a un tren que en lugar de darle la vuelta al parque solo te llevaba a unos 300 metros. Siempre he tenido problemas con las gripas, y gracias a los productos Omnilife es rarísimo que vaya al doctor, pero esta vez no traía más producto de lo habitual porque no tenía contemplado enfermarme:






No importaba perderme el show de cohetes, era momento de ir a Tokio de regreso a buscar alguna farmacia. Una mujer me dio esta medicina que venía en polvo:



Como me dijo que la medicina era después de cada comida fui por una Pizza Hut para luego cenármela en el hotel. No había donde sentarse. El sabor de esta pizza es diferente al que comparten Francia y Alemania o al que tienen en común México, Estados Unidos y Rusia (o al menos cuando había Pizza Hut en Rusia en el 2018):




El polvo de la medicina hizo magia. Sentí una mejoría casi al instante. Fue tal la mejora que regresé a ver el show de cohetes:













Nada que ver con el show de Disney en Orlando o en París. Casi no había cohetes. Posiblemente tenga que ver con restricciones locales.


El miércoles 23 fue el día donde empezó el smog. Aproveché para ver casi todo lo que se podía empezando con la torre Tokyo Skytree junto con su centro comercial y de souvenirs para luego ir caminando hasta el templo Sensō-ji, un museo de arte moderno (al que recomiendo por sus vistas más que por su arte) y un acuario:






















Esa noche empecé con náuseas. Creí yo que solo por precaución iba a tener que ir a sentarme y descansar en la taza de baño. Estando ya sentado vi estrellas que me decían que venía un desmayo, lo que sólo me había pasado una vez hace unos quince años. Sabiendo lo que posiblemente venía traté de quedarme consciente. No se cuánto tiempo pasó, pero abrí los ojos y vi que tenía que limpiar todo lo salpicado si es que quería bañarme antes de irme en tren a Kioto en unas horas. Estando sentado limpié lo que pude. Pensé en bañarme y también posiblemente alcanzar a dormir un rato antes de irme al tren. Al abrir la llave de la regadera sentí que venía otro desmayo, y casi por instinto me recosté en la bañera un rato. Pude bañarme eventualmente después de un rato antes de dormir otro rato la madrugada del jueves 23.


La mañana del jueves 23 me fui en taxi a la estación, cargando dos maletas por partes donde a veces no había escaleras eléctricas y preguntando a todo mundo a qué plataforma tenía que ir para subirme al tren. Afortunadamente no tuve accidentes en el tren. El hotel en Kioto estaba justo frente a la estación. No iba a poder ir a ver el mundo de Mario en el parque Universal de Osaka ese día. Quise quedarme a descansar pero era muy temprano para hacer el check-in. Eventualmente se compadeció la chava del mostrador y me dejó entrar desde antes disque por mi estatus de lealtad con los hoteles Accor. Fui directo a dormir. Al despertarme esa tarde y no saber cuándo iba a aliviarme traté de ir a un hospital que estaba a unos 10 minutos caminando. No había manera de hablarle a ningún doctor. La tercera y sin yo saberlo la última descarga estomacal fue justo antes de salir del hotel. Afortunadamente la pude contener en mi boca hasta un árbol que estaba justo afuera. Al llegar al hospital me dijeron que al no ser emergencia no me podían atender hasta el día siguiente.


Fui directo a una farmacia y usando un traductor me dijeron que no existen medicinas para náuseas y vómito en Japón. Me salí con una coca normal y unos botes de electrolitos para tomármelos despacio antes de regresar a dormir. Me desperté cerca de la media noche ya sintiéndome mejor. A la mañana siguiente afortunadamente ya pude desayunar yogurt y jugo de manzana. Esto fue lo que vi el viernes 24 en Kioto:




















En una tienda compré un paquete con tres Yakults para comer, y esa tarde fui a Osaka a ver el castillo. Esta ciudad está pegada o casi pegada a Kioto:





Esa noche pude cenar un burrito relleno de queso y salsa de tomate estilo italiano y un flan del 7 Eleven (puede que sea más fácil encontrar estas tiendas en en Japón que los Oxxos en México). El sábado 25 regresé a Tokio pero hasta cerca del mediodía para recuperarme y poder dormir un rato más. Esto fue parte de lo que vi esa tarde en Tokio:





El domingo 26 de noviembre el avión no salía hasta las 6:00 de la tarde. Tenía poco más de medio día para ver estos jardines japoneses antes de ir a misa:









Los maples japoneses no son predominantes en Japón como creía. Aunque se supone que son de la región parece que solo los siembran en los templos y algunos jardines. Aunque Tokio está un poco más al norte que Kioto, todavía estaban un poco verdes a diferencia de Kioto donde estaban ya empezando a caerse las hojas. Espero poder regresar el año que entra a ver los templos que me faltaron en la zona de Kioto, Nara y Osaka, ver el parque Universal y el Teamlab Borderless en Tokio que abre el mes que entra.