domingo, diciembre 26, 2021

Dubái y Abu Dhabi


Siempre es un placer cruzar el océano Atlántico (y supongo que también el Pacífico). De ida vas con la ilusión de ver palacios, museos, iglesias y calles que parecen de cuento, y de regreso traes todos los recuerdos, souvenirs y comida que no encuentras en las Américas. Normalmente esto implica ir a Europa, pero viendo la posibilidad de verme con mi familia en Dubái (yéndose ellos gratis por Omnilife) decidí ir allá para la semana de Thanksgiving que me dan de vacaciones como maestro, en caso de que coincidieran las fechas.


El vuelo salió directo de Dallas a Dubái. Fueron como catorce horas y media. El vuelo salió temprano en la noche del sábado 20 de noviembre de Dallas y llegó temprano en la noche a Dubái, pero del día siguiente. Emirates es una excelente aerolínea, fuera de que son muy especiales para que te pares al baño cuando la señal de usar cinturón de seguridad está prendida.


El lunes 22 visité el acuario de Atlantis, el Mall of Emirates, y en la tarde/noche fui a un tour por el desierto:















Esa noche quedó tiempo para ver parte del mol de Dubái y alrededores:











El martes 23 pasé casi todo el día en la Expo Dubái 2020 (restrasada un año por el coronavirus), regresé al Carrefour del Mall of Emirates para comprar dulces, chocolates, galletas y sopas potencialmente suculentas y a cenar a un Shake Shack (¡benditas cadenas americanas!) que estaba en el mismo centro commercial:

















Esa noche tuve la oportunidad de conocer el hotel más lujoso del mundo: el Burj Al Arab. Estos tours tenían poco más de un mes de haber empezado. Pagar más de mil dólares por noche en una de las habitaciones más sencillas no vale la pena, pero por 70 dólares sí vale la pena un tour por las habitaciones más lujosas donde se han quedado reyes, artistas, y políticos:



















Otra opción de ver parte del hotel y tomar fotos antes de los tours era ir a merendar por unos $173 dólares (no quise hacerlo).

El miércoles 24 de noviembre fui a terminar de conocer el Mol de Dubái (incluyendo el acuario) y las zonas aledañas, el Miracle Garden, la zona de Dubai Marina y Global Village:

















































El jueves 25 agarré un Taxi a Abu Dhabi. Estos taxis los pueden pedir en caliente ahí en el hotel y llegan en menos de diez minutos. Son más baratos que un Uber. Después de hacer el check-in en Abu Dhabi me fui al Parque Warner y al Ferrari World. Lo impactante es que pude subirme a todas las atracciones (menos una que estaba cerrada en el parque de Ferrari), pude tomar fotos y pude alcanzar a cenar en unas siete horas. Eran como dos parques tipo Disney (sin Mickey u otros personajes de Disney) pero con clima y SIN FILAS. En una de las atracciones pude haber esperado diez minutos nada más. Pareciera que abrieron los parques solo para mi:


























Después de cenar en el Rainforest Café me fui a ver la mezquita Sheikh Zayed de noche:






















El viernes 26 no podia faltar el Louvre Abu Dhabi. No encontré muchas fotos llamativas en internet antes de ir para ver si valía la pena ir o no, pero con museos de este tipo normalmente no ves las fotos de las pinturas en internet. No se compara con el Louvre de París por su tamaño y su diseño modernista, pero no hay que dejar de verlo:













Por recomendación de un conductor de Uber, visité el Emirates Palace justo después de hacerme la prueba PCR para regresar a Estados Unidos:










En teoría iba a ver la mezquita Sheikh Zayed otra vez de día, pero como los viernes abren hasta tarde, decidí dejarlo para la mañana siguiente y tener una mejor iluminación. En vez de eso fui a visitar la catedral de San José. No supe de otras Iglesias católicas en los Emiratos Árabes así que pude aprovechar la misa a la que no fui el domingo que llegué a Dubái. El poder hacerlo me hizo valorar la libertad religiosa que no existe en algunos países cercanos:




El sábado 27 solamente tenía agendado ir a ver las vistas del Burj Khalifa al regresar a Dubái, así que aproveché la mañana para ir a ver la mezquita y por recomendación de otro conductor de Uber, el palacio presidencial:






















































El domingo 28 llegué justo tres horas antes del vuelo, y fue un error total. Había módulos para documentar maletas e imprimir los pases de abordaje. Al formarme me recomendaron ir al kiosko para ahorrar tiempo. Después de una hora en la fila no me leyó el pasaporte la máquina. Un ayudante de la aerolínea me dice que para los vuelos a Estados Unidos había que hacer fila en otra zona para revision de documentos (cosa que no estaba señalizada), pero al ver que podría perder el vuelo en una fila larguísima, me mandó al módulo de primera clase donde me atendieron en unos minutos. Vi que a varias personas les estaban diciendo que hicieran lo mismo. Tuve como una hora para ver las tiendas Duty Free antes de abordar. He leído historias de terror de gente que toma fotos en el aeropuerto (por ir contra las leyes), aunque esto no estaba señalizado, así que preferí no arriesgarme.

En el regreso fueron más de 16 horas. Pasamos por Irán, el mar Caspio, Rusia, Groenlandia y Canadá antes de llegar a Estados Unidos. No pude ver la Aurora Boreal en las zonas donde no sale el sol por un tiempo en otoño e invierno (el norte de Groenlandia):







Aunque las fechas que programó Omnilife para el resto de mi familia no coincidieron con mis vacaciones de Thanksgiving, el viaje valió la pena. Puede que regrese en unos años. Si nos conocemos, yo encantado de platicar contigo y darte recomendaciones o escuchar las tuyas.