A pesar de los problemas como la contaminación (que busco no
presumir en las fotos), autoridades locales, estatales y federales que
normalmente dejan mucho qué desear, el tráfico horrible y los malos sueldos,
este lugar es único.
Desde chico observaba la forma de los cerros y sigo asombrado por
las formas tan irregulares. Después de haber estado en varios países no he visto
cerros con estas formas tan extrañas. Tan extrañas y originales que probablemente
no exista algo ni parecido en ningún otra parte del mundo.
¿Qué te falta Monterrey?
Me encantaría tener más cosas, sí. Si pudiera cambiar las cosas,
cambiaría las calles y edificios del centro a que quedaran como en París. Dejaría
los rascacielos y pondría algunos más en la misma zona. Agregaría iglesias, museos y
palacios reales (siempre sin monarcas) como en muchas ciudades de Europa. Un
lago enorme con aguas cristalinas, y al noreste, donde no hay cerros, un pico
nevado. Las vialidades y libramientos fuera del centro serían amplios como en Texas, pero a la vez tendríamos
un metro moderno y eficiente. Todos los cerros tendrían bosques de pino, además
de maples y otros árboles que cambian de color en otoño. Veranos cortos y
templados con inviernos en los que caiga nieve. Un trabajo bien pagado de
maestro no estaría mal, o de cualquier otra profesión. Ah, y por supuesto, un aeropuerto intercontinental como el de Londres, Frankfurt, Dallas o Shanghai.

Uno no puede tener todo en esta vida, pero los cerros son
suficiente razón para extrañar y querer regresar. A casi diez días de haberme
ido voy a tener que regresar en cinco semanas, ¡y ya extraño!
A poco más de tres años de visitar París por primera vez regresé
una segunda vez el mes pasado. Desde que fuí por primera vez me dije a mi mismo
que a esta ciudad se puede regresar aunque sea sólo para caminar.
La idea empezó
en julio de este año que ahora termina porque los vuelos a Monterrey estaban al
doble de precio de lo que normalmente ofrecen American Airlines o United desde
el aeropuerto de Midland (que está a lado de Odessa, que es donde vivo).
Pensando en que ese es el rango de precios que cuesta volar a Europa desde esa
parte de Estados Unidos, donde además de no cobrarte la maleta te dan de comer
y te incluyen vino y cerveza en el avión empecé a checar vuelos y paquetes. Por
un poco más de dinero de lo que me costaba volar a Monterrey cerca de Navidad conseguí
un paquete a París para la semana de Thanksgiving con hotel que incluía
desayuno delicioso:
Noviembre 24, llegada:
El día que llegué aproveché para ir a la Torre Eiffel justo después
de ver la Saint Chapelle porque había algo de sol cuando se esperaba una semana
nublada y con lluvia:
De ahí me pasé al Invalides que está cerca. Para terminar el día
alcancé a ir a misa al Sacré-Cœur (la Iglesia del Sagrado Corazón) que está a
unos 10 o 15 minutos caminando cuesta arriba y terminé tomando la foto afuera
del Moulin Rouge (no entré):
Noviembre 25:
El lunes agarré un Uber al Château de Champs-sur-Marne, que vi
que no vale tanto la pena pero al menos quedó palomeado:
De ahí regresé a París a los Archivos Nacionales, que más que
los archivos vale la pena ver los cuartos del Hôtel de Soubise, que bien podrían
parecer de la realeza:
Quise regresar al
Palacio de Garnier por tener una mejor cámara (se llama Pixel 4) y guardar mejores recuerdos (cosa
que valió la pena, al igual que todos los lugares que ya había visto y volví a
ver). Para terminar el día fui a ver el famoso domo de Galeries Lafayette y para
terminar ya de noche el museo Jacquemart-André, que era el único que cerraba
tarde:
Noviembre 26:
El martes empecé en el Atelier des Lumieres, donde proyectan
obras de arte en la pared que se mueven. Seguí caminando hasta el museo Cognacq-Jay,
que no es tan recomendable como los otros museos. Por accidente me topé con la
iglesia de San Pablo antes de ir a La Défense, que es la zona moderna:
Para terminar el día pasé por la iglesia de San Eustaquio, que
está frente al centro commercial Les Halles:
Noviembre 27:
Desde Gare de Lyon en París tomé un tren a Fontainebleau. Saliendo de la estación
de tren tomé un camión que te lleva al castillo del mismo nombre:
De ahí puedes tomar un Uber a Vaux-le-Vicomte, que es un Castillo
chico:
Desde ahí puedes tomar otro Uber a la estacón Verneuil-l'Étang para
tomar un tren de regreso a París, o si quieres gastar unos 50 euros más puedes
tomar el Uber directo del Castillo a cualquier parte de París. Siendo que el único
lugar que me quedaba por visitar que seguía abierto era la Capilla de la
Medalla Milagrosa me pasé para allá en el mero día en que la iglesia Católica
celebra el día de la Medalla Milagrosa. En esa capilla puede verse el cuerpo
incurrupto de Santa Catalina Labouré (que murió en 1876), que fue a quien la
Virgen María le reveló la imagen de la Medalla Milagrosa:
Justo a lado está La Grande Epicerie de París, (el mejor super
que he visitado en cuanto a presentación) que se conecta a una tienda
departamental (Le Bon Marché):
No soy de lugares caros, pero una vez en tu vida vale la pena
terminar cenando en Le Train Bleu, y creo que las fotos dirán porqué:
Noviembre 28:
Regresé a Versalles para terminar en el Petit Palais de París y el acuario
junto al Trocadero (uno de los jardines con vista a la Torre Eiffel) antes de cenar en el Hard Rock:
Noviembre 29:
Antes de ir al Louvre y aprovechando que el viernes cierra a las
9:30 de la noche aproveché para ir a ver unos minerales, la iglesia de Saint-Étienne-du-Mont, El Jardín de
Luxemburgo, la iglesia de Saint Suplice y la iglesia de Saint Germain des Pres:
En el Louvre, hay mejores pinturas que la Monalisa, y lo mejor
son los departamentos de Napoleón junto con otros cuartos algo más sencillos:
Terminé el día caminando por La Concorde hacia los Campos Elíseos
y el Arco del Triunfo, cenando en el Burger King (a falta de Whataburger y Shake
Shack). Doy gracias a Dios por las cadenas americanas de comida rápida:
Noviembre 30:
Desde Garde du Nord vale la pena tomar un tren a la estación de Chantilly Govieaux,
que a unos 25 minutos caminando está el Castillo de Chantilly:
Aunque me queda pendiente regresar a verla toda por una misa especial que tenían, alcancé a ver parte de la Iglesia de
San Agustín después de ver el museo de Nissim Camondo la última tarde en París:
Terminé yendo a misa otra vez en el Sacré-Cœur. Al ser la última misa del día y con
la iglesia a punto de cerrar me tomé la libertad de tomar estas fotos
discretamente justo antes de empezar la misa (que es cuando iluminan el frente de la iglesia de azul) y al terminar la misa (porque están prohibidas las fotos en el área reservada para misas y
oraciones):
Pocas veces la gente publica acerca del trabajo y el esfuerzo
que normalmente implica hacer estos viajes. Deseo de todo corazón que si TU te
propones ir, que cumplas tus sueños.