La Tolvanera

La mañana del 18 de marzo me despierto con el ruido del aironazo que empezó y el grito de una de mis hermanas; se cayó un pino arriba de los cables de la luz dos casas a lado y ella se espantó con el ruido que se oyó cuando vino el apagón. Me bajo a desayunar y veo que empieza a levantarse polvo, luego se quita hasta quedar limpio el cielo otra vez. Termino de desayunar y viendo hacia el Cerro de las Mitras se empieza a levantar una nube de polvo, y se expandió hacia toda la Colonia del Valle (que hasta ahí alcancé a ver) y según me platicaron al resto de la ciudad también:

Fué como un huracán de polvo, sólo aquella vez y la noche en que metí la pata he escuchado el aire tan fuerte. Monterrey está relativamente lejos del mar y algo protegido con montañas y nunca nos ha tocado que un huracán llegue como huracán. No me acuerdo haber estado antes en una tolvanera, mi papá si, pero dice que no le había tocado oír el aire tan fuerte ni que durara todo el día. En la noche sólo había la luz de la luna, y de uno que otro carro que pasaba por ahí.

Monterrey parecía haberse encogido o regresado en el tiempo, casi no había luz:

Prendimos velas:

A la mañana siguiente casi no había agua, mis papás llenaron tinas para cuado de plano ya no hubiera nada. La bomba que sube agua a las casas funcionaba con luz. Me fuí a bañar a la antigua casa de Obispado. Esa tarde alrededor de las 4 regresó la luz, a la mañana siguiente que me desperté ya había agua.