Todo empezó en el verano del 2013, estaba haciendo la
tesina de maestría. Cada vez que mandaba avances, la asesora me pedía corregir
diez cosas. Al corregir esas diez cosas me regresaba el trabajo y me pedía
corregir otras nueve cosas distintas. Me recordaba a la asesora que tuve en la
tesis de carrera, solo que esta no era fastidiosa ni me amenazaba con no
graduarme. Al mismo tiempo, estaba esperando el permiso para empezar ese
trabajo en Estados Unidos que tanto soñé. Le di prioridad a la mudanza de Monterrey
a Odessa, Texas y dejé la tesina pendiente. El trabajo es verdaderamente
absorbente y no tengo la energía envidiable de mis colegas españoles, así que
me enfoqué en mi trabajo. El verano pasado no me convenía regresar así que en
algunos días estuve aburrido sin hacer nada, una semana en Nueva York, unos días
en Dallas, carnes asadas… Este verano regresé a Monterrey, acabé la tesina sin
necesidad de ir a asesoría y las cosas se dieron para que las correcciones
fueran mínimas (con otro asesor, por supuesto), así que tengo la maestría
terminada. Muchas veces me pregunté si
la asesora anterior fue tan perfeccionista que el nuevo asesor batalló para
encontrar correcciones.
La cirugía de los ojos salió, a un costo mucho menor
que en Estados Unidos. Adiós lentes. Dos tratamientos dentales pendientes ya
quedaron. Ya no tengo metal en la boca.
Nunca fui de muchos amigos pero sigo abierto a la
posibilidad de seguir haciendo amigos acá en Odessa, y a lo mejor a que se
atraviese esa chava con la que quieres estar todo el día el resto de tu vida.
Mientras tanto, tengo planes de seguir viajando siempre que se pueda.
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