Debemos estar informados, pero pareciera que cada vez que ves las noticias te dicen que la cosa está peor. No estoy seguro si habría hecho los viajes que hice hace poco de haber sabido la severidad de este virus COVID-19. Lo que me preocupa es el hecho de la cantidad de gente que es portadora del virus y que no tiene síntomas, cosa que hasta hace muy poco no estaba claro. Esto significa que el ir por comida al super, el ir a la farmacia, o inclusive ir a pedir comida para llevar representa un riesgo.
¿Qué hacer entonces? Si no corremos ese riesgo de ir al super por comida, o el pedir que nos la traigan a casa (con su respectivo riesgo también), nos morimos de hambre. No veo factible que aparezcamos despensas para seis meses en todos los hogares y que no salgamos de casa a conseguir comida. Ahora nos dicen en la tele que aparentemente el virus puede contagiarse hasta por la respiración de una persona a cierta distancia, por lo que posiblemente la única salida de casa que no representa riesgo es el salir a caminar estando tú solo cuando no hay más gente alrededor tuyo (cosa que en países europeos es difícil porque en muchas ciudades la gente vive en edificios de unos siete pisos, con al menos dos departamentos por piso). Lo peor de todo es que en países como México muchos no pueden darse el lujo de no trabajar. Hasta en Estados Unidos hay gente que no puede hacer esto, al menos no mientras no llegue la ayuda que viene del gobierno.
Veo casi imposible que humanamente erradiquemos este virus mientras no haya una vacuna disponible y obligatoria para todos, princpalmente por el hecho de la gran cantidad de portadores asintomáticos. Entonces, ¿para qué seguir encerrados? Lo único que estamos ganando en lo que se prueban las vacunas es tiempo. No creo que vayamos a estar encerrados todo este tiempo en lo que salen las vacunas. Sería una tristeza que los gobiernos tomen la decisión de determinar el punto en el que se salven más vidas siguiendo una rutina normal (posiblemente con excepciones de gente mayor), que el seguir encerrados. De ser así estaríamos ante un proceso de selección natural. Mientras quienes pudiésemos contraer el virus y no tener complicaciones seguramente nos dará gusto regresar a la normalidad, esto implicaría que perderíamos a mucha gente, principalmente nuestros abuelos (si es que nos quedan), posiblemente algunos padres de familia, e inclusive alguna que otra amistad.
La buena noticia es que son muchos los laboratorios que están trabajando en vacunas pero también seguramente en antivirales. No veo factible seguir encerrados de aquí a que estén listas las vacunas pero sí puede haber más tiempo para desarrollar tratamientos que reduzcan la posibilidad de no dar abasto en los hospitales. Las vacunas van a tardar si bien nos va, cerca de un año en estar listas porque primero hay que probarlas en gente sana. Al ver que no causan reacciones adversas sigue el probarlas en gente de todo tipo y en grupos más grandes en las siguientes dos fases. Tiene que verse también que la vacuna sea efectiva, y al estarse probando en muchas partes quiero pensar en que si no funciona una va a funcionar otra.
Ahora no es tiempo de ser positivos, pero sí son tiempos de no perder la esperanza. De alguna forma u otra, vamos a tener que salir de esta. De otras pandemias hemos sobrevivido como humanidad. Abril va a ser un mes clave para ver cómo evoluciona esta pandemia. No me veo encerrado aquí más de unos dos o tres meses porque esto es económicamente insostenible para los gobiernos, muchos de los cuales ya estaban endeudadísimos antes de que empezara esta crisis. Como creyente pido y rezo para que termine esto pronto, pero no por rezar debemos dejar de acatar las recomendaciones de los expertos de salud.
Personalmente voy a tener que tomar decisiones difíciles este mes. Pidámos unos por otros sin olvidarnos de los más necesitados.
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