Eso de revisar trabajos en línea no es lo mío. Junto con mi equipo de trabajo hemos estado viendo manera de seguir enseñando cada vez mejor, pero a la vez reduciendo la carga de trabajo. En este proceso de transición de pasar de dormir cerca de tres horas en promedio por noche a casi seis se acomodó poder agendar una escapada enfocada en ver principalmente los museos que cerraron al final del viaje que hice en Spring Break en marzo pasado. Decidí no madrugar tanto y llegar al San Antonio Museum of Art cerca de las 2:00 de la tarde viniendo desde Odessa:
Entre otras cosas que había por ver, como por ejemplo, arte egipcio, arte latinoamericano y arte de los habitantes de
las islas del Pacífico:
La mansion del museo McNay anunciaba entre otras cosas arte
europeo, pero la mitad del museo estaba cerrado y no valía la pena visitarlo y
pagar veinte dólares. Es más barato visitar el
Louvre en París o el Hermitage en San
Petersburgo, pero me queda la tranquilidad de haberlo palomeado:
De haber sabido la cantidad de gente, entre ellos algunos
desconsiderados en el uso adecuado de las mascarillas, no habría ido a la Torre de las
Américas:
Disfruté más la iglesia de San José, a la que por accidente me topé después de caminar un rato por el River Walk. Ahí donde alcancé a escuchar media misa que pensaba ver desde mi celular más tarde:
Como maestro entré gratis al Blanton Museum of Art en Austin:
El Wonderspace Austin no le llega al Teamlab Borderless ni al
Teamlab Planets que hubiera querido visitar este año, pero si queda tiempo
conviene verlo:
No soy liberal, pero admiro la manera en que los liberales piensan más en cuidar la salud de quienes están a su alrededor. En Austin era raro ver una nariz destapada en un lugar interior. Por los que no sabían, Austin es un bastión liberal en un estado todavía conservador.
Algún día habrá manera de regresar a
Europa, a Japón, y a muchos otros
lugares. Por ahora no me queda más que aprovechar los tesoros escondidos en Estados Unidos, que
pensaba seguir descubriendo poco a poco, intercalándolos con viajes
internacionales. Algún día habrá manera de regresar a México, conocer más de sus lugares, y abrazar
a mis seres queridos. El hacer viajes cortos y usando mascarilla puede ser la
mejor manera de ayudarme a mí mismo a desconectarme de este mundo tan emproblemado y a la vez
ayudar a los negocios y museos a seguir empleando gente.
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